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Dentro de los actos conmemorativos del aniversario de la Real Fábrica del Conde de Aranda, la Asociación de Amigos del Museu de Ceràmica de l'Alcora (AMCA) ha organizado el taller creativo “...I farem una mancerina”, impartido por la ceramista Conxa Bou.
Se trata de una de las actividades destacadas de 'L'Alcora Maig Ceràmic', en la que los participantes tendrán la oportunidad de fabricar y decorar esta emblemática pieza de la cerámica alcorina.
El taller se inspirará en las formas y decoraciones de las mancerinas de la Real Fábrica que hay en el Museu de Ceràmica del municipio y que forman parte de la importante colección de la manufactura condal- núcleo principal de la sección 'Cerámica de l'Alcora'- que alberga el Museu.
Se llevará a cabo en dos sesiones: el sábado 6 de mayo, los participantes modelarán la pieza, y el sábado 20 de mayo, la decorarán. Ambas sesiones se realizarán en el Museu de Ceràmica, en horario de 11 a 13.30 horas.
Desde la organización destacan que “...I farem una mancerina” es un taller dirigido a todos los públicos, “una experiencia muy recomendable para realizar en familia, con amigos...”.
El precio del taller es de 25 € y las plazas están limitadas a 20 participantes por grupo. Las incripciones pueden realizarse a través de: amca_alcora@yahoo.es o 964362368.
La presentación de los trabajos tendrá lugar el 31 de mayo, día en el que se clausurará la primera edición de 'L'Alcora Maig Ceràmic'.
Origen de la mancerina...
Este original elemento de la producción de la Real Fábrica de Loza y Porcelana de l'Alcora debe su nombre al marqués de Mancera, virrey del Perú entre 1639 y 1648, hombre refinado y elegante que acostumbraba a organizar recepciones en las que ofrecía todo tipo de selectos manjares, entre los que destacaba el chocolate deshecho, servido en tazas sin asas (jícaras).
Según cuenta la tradición, en uno de los festejos se derramó el contenido de una jícara sobre el vestido de una dama y el marqués, alarmado por el contratiempo, ideó un sistema para evitar este tipo de incidentes. Basándose en las hueveras de origen medieval, añadió a un plato una abrazadera calada para sujetar la jícara. La original solución fue bautizada como mancerina en honor de su precursor.
En un primer momento, las mancerinas fueron confeccionadas en plata pero, cuando se generaliza el consumo de chocolate en Europa, la Real Fábrica del Conde de Aranda de l'Alcora será la primera en fabricarlas en loza. Posteriormente, otros centros como Ribesalbes, Talavera, Teruel o Manises las incorporarán también a su repertorio formal, a partir de la influencia que l'Alcora proyectó en sus producciones desde 1750-1770.
La forma de la mancerina se mantiene invariable desde su introducción en l'Alcora (plato con pocillo calado central), su perfil evoluciona y se diversifica con el devenir de los años.