La pregunta: ¿La eliminación de mesones y conciertos generará festeros de primera y de segunda clase?
Las Fiestas de la Magdalena, previstas entre el 19 y el 27 de marzo, siguen en el filo de la navaja. Según ha manifestado el presidente Puig, las restricciones sanitarias definitivas no se adoptarán hasta finales de febrero, cuando se compruebe cómo ha evolucionado la pandemia y su grado de incidencia. De momento, muchos se preguntan ya si la eliminación de mesones y conciertos generará dos clases de festeros: los de primera, que puedan ir a ‘sus collas y gaiatas’; y los de segunda, que solo dependerán de bares y restaurantes. ¿Cómo afectará a la fiesta en la calle?
Esperanza Molina/ Castellón Información
Por mucho que se diga, las fiestas de la Magdalena de Castellón para este 2022 (del 19 al 27 de marzo) se mantienen en el aire y sobre el filo de la navaja. Mientras el Patronato de Fiestas elabora programas de actos provisionales y programas alternativos, la clave se centra en las restricciones sanitarias que se impongan. Y sobre este particular, el presidente de la Generalitat , Ximo Puig, no ha tenido pelos en la lengua. El pasaporte Covid se mantiene hasta finales de febrero, y será entonces, y solo entonces, cuando se conozca como evoluciona la pandemia, la incidencia de la Cóvid y, en consecuencia, se determinarán que restricciones se imponen.
Así las cosas, la alegría de saber que este año “habrá fiestas” (si la Covid lo permite), ha dado paso a un enorme malestar entre la población y a muchas dudas sobre cómo va a discurrir esa semana.
Por poner un ejemplo, la decisión municipal de no sacar a concurso la convocatoria de mesones, muestras y conciertos, ya plantea protestas.
Que el ayuntamiento no los organice no cierra la puerta a que lo hagan colectivos privados, que podrán solicitar la autorización siempre que se comprometan a sumir la responsabilidad de mantener esa seguridad sanitaria.
Y aquí surge una pregunta importante: ¿Cómo se lo van a montar las Collas, las Gaiatas u otros colectivos? Y de esta manera, ¿Cómo afectará a la gran mayoría de los ‘festeros de calle’, que no pertenecen ni a una colla ni a una Gaiata?
Los abastecedores de estos colectivos que podrán instalar mesones u organizar conciertos, obtenían sus principales ingresos con la venta de comida y bebida que, además, se consumía en la calle y de pie. Con las restricciones actuales, lo de beber o comer de pie, en la calle, y bailar al son de la música no estará permitido. Solo podrán servir en la barra para el consumo en mesas, su clientela se reduce considerablemente (autorizarles otra cosa sería una afrenta para los hosteleros). Por otra parte, si además el espacio para esas mesas y sillas es limitado, es probable que muchos de esos colectivos cierren el consumo solo a sus socios, porque lógicamente son ellos los que pagan sus cuotas religiosamente durante todo el año. El que tenga colla y Gaiata lo tendrá fácil… ¿Pero y los otros?
La fiesta ‘libre’ en la calle se restringe y se controla. La alternativa pasa por los negocios hosteleros y su capacidad organizativa. Lo del ‘saquet y el bocata’ no tiene buena solución. Habrá que consumir en bares y restaurantes autorizados que tengan posibilidad de adaptarse a estas condiciones.
Hay quien afirma, que con estas medidas sanitarias serán los negocios hosteleros los que esta vez le ganen la batalla económica a los otros colectivos de carácter festero. En cualquier caso, el incumplimiento de las normas conllevará responsabilidades. Habrá que mantener distancias para poder consumir al retirarse la mascarilla y los organizadores de cualquier evento deberán asumir la responsabilidad de controlarlo.
En la misma línea, apuntan ‘esos muchos’, las Fallas lo tienen más fácil, porque sus fiestas y sus actividades se limitan a sus sectores, son ‘festes de casal’, fiestas cerradas’. En Castelló, donde la fiesta es en la calle, será más complicado tanto el consumo como el control de los festeros.
Desde el Ayuntamiento de Castelló reconocen, que lo miren por donde lo miren se generará mucho descontento si la gente no entiende que “todavía estamos en pandemia”. Anular la Magdalena provocaría un rechazo absoluto. Pero organizar una Magdalena con tantas restricciones también va a generar críticas por todas partes, que ya han empezado a surgir como setas en las redes sociales. Y como todo, los comentarios se multiplican. Hay sectores que ya culpan a Patronato de Fiestas de haber iniciado la gestión de la Magdalena 2022 tarde y sin previsiones, hasta el punto de preguntar, si el que no se saquen a concurso mesones y conciertos, no ha sido consecuencia de una mala gestión y de falta de tiempo.