Juan Giner. Militar en la Reserva e Investigador Histórico.
Nos invitan por momentos a brindar con la copa vacía, las más de las veces juegan con nosotros a la abstracción argumental de seguir con los ajustes sin contemplar la asfixia económica que nos corroe y no nos falta el ‘hincha’ europeo de lo nuestro que advierte a la Troika de las malhadadas consecuencias de los agónicos ajustes a los que se nos condena.
Somos los costaleros del Sur, formamos parte de esa cofradía que depende de un aguador que tan solo nos enseña el botijo sin calmar nuestra sed, limitándose a marcar el ajuste de nuestro paso. Somos, según algunos, una entelequia, somos, según otros, carne de cañón.
Otros argumentan que España, Portugal, Irlanda, Italia y Grecia jamás deberían haber entrado en el euro porque su productividad y la estructura de su PIB no es comparable al ‘Área del Marco’ y razones no les falta en esta aseveración cuando se nos fiscaliza, cuando se nos dirige, cuando se nos inspecciona, cuando se nos presiona quedándole a uno la impresión que vivimos de la ‘caridad’ que marca la Eurozona personalizada en la Troika.
Pero como bien afirma el economista Niño Becerra respecto al euro: ¿Salir ahora? “Es posible, pero fuera ahora está la nada”.