Manifiestan preocupación por las restricciones de la Date y la rectificación de suelo urbano a suelo protegido
Representantes de las asociaciones de vecinos de la Marjalería han solicitado al ayuntamiento seguridad jurídica sobre sus viviendas y poder recibir los servicios que necesitan en el nuevo Plan General. Están preocupados por los recortes introducidos por la Declaración de Impacto Ambiental (Date), y por los efectos de la rectificación de sus parcelas, donde residen todo el año, de suelo urbano o urbanizable a no urbanizable protegido.
Esperanza Molina/ Castellón Información
La aprobación del Plan General Estructural y la introducción de los condicionantes de la Declaración de Impacto Ambiental de la Comisión Territorial (Date), han despertado preocupación en los vecinos de la Marjalería de Castelló.
Por esta razón solicitaban en repetidas ocasiones poder reunirse con la alcaldesa y, finalmente se entrevistaban hoy con los técnicos de Urbanismo y el concejal José Luís López.
Al término de la entrevista, los ánimos estaban tranquilos, persiste la preocupación, reconocían, pero el diálogo con el concejal de Urbanismo ha sido, cuanto menos, provechoso.
El problema de la Marjalería
El problema de base pasa por la transformación del territorio situado en la parte húmeda de Castellón, entre la Donació y el litoral, y por las cualidades de ese territorio cuya extensión es enorme.
Lo que fueron tradicionalmente zonas de cultivo muy parceladas, de carácter familiar, comenzaron a modificar su naturaleza original. Con el abandono de los sucesivos cultivos tradicionales: las moreras, el cáñamo y después el arroz, la zona pasó a albergar naranjos y cultivos frutales y de huerta. Los antiguos masets de aperos se reconvertían en viviendas de uso residencial, que en la mayoría de los casos conservaban su entorno verde, y muchas veces los cultivos de huerta.
La orografía y los humedales
Por su orografía, la Marjalería recoge las aguas procedentes de la montaña que fluyen en las zonas más bajas provocando encharcamientos y humerales, porque la cota del terreno tiene muy poco desnivel y, en algunos puntos, llega a ser más bajo que el nivel del mar.
A mediados del siglo XX, el Estado invirtió una verdadera fortuna en la ‘desecación’ de la zona de la Marjalería por medio de una red de drenaje que discurre por el subsuelo. De esta forma, las aguas se recogen en las acequias que desembocan en otras acequias y en el mar, donde desaguan con ayuda de tornillos de Arquímedes cuando se producen fuertes lluvias, que suelen coincidir con los temporales de levante. Y en la última década del siglo pasado también se realizó la instalación de grandes colectores a la altura del camí de la Donació, para recoger las escorrentías de las zonas más altas de la ciudad. Todo ello para reducir el riesgo de inundación.
De agrícola a residencial
Con la expansión de la población, en el último cuarto de siglo XX, que coincidió también con la promoción turística del litoral de la provincia, los antiguos labradores modificaron también sus usos y costumbres. Comenzaron a surgir viviendas y residencias, donde las había (como casa de aperos) y donde no habían existido nunca. Muchas de ellas, como residencia habitual para todo el año. Cuando el ayuntamiento quiso poner fin a aquel desarrollo urbanístico, ya en la era de los ayuntamientos democráticos, el tema se le había ido de las manos. De nada sirvieron los carteles de aviso, los plazos de ‘solución final’ para evitar nuevas construcciones.
Tal como se muestra en el mapa, la Marjalería había consolidado núcleos de población donde residirían actualmente durante todo el año más de 15.000 personas.
Recibo de IBI Urbano y servicios de rústico
Ahora bien, muchos de esos núcleos pagan recibo de IBI por servicios urbanos que no reciben. Tienen problemas con la señalización de sus calles en el callejero municipal. Muchas zonas carecen de alcantarillado, de alumbrado eléctrico e incluso de servicio de recogida de basuras (que se establece en puntos de la periferia). Carecen de transporte público, los caminos y acequias se deterioran; hay problemas por falta de seguridad, se producen asaltos y atracos. Y resulta casi imposible de controlar la aparición de vertederos incontrolados de residuos.
La legalización de estos núcleos urbanos en la Marjalería ha sido una batalla constante de los vecinos que habitan en ella. Y evitar la proliferación de nuevas residencias en esta zona, un quebradero municipal desde hace décadas.
El Plan Especial de la Marjalería
El Plan Especial de la Marjalería intentó buscar una solución mediante la parcelación de todo el territorio, para evaluar qué zonas eran verdaderamente urbanizables y cuales no. Pero para poder desarrollarlo se necesitaba una inversión económica que sobrepasaba las posibilidades municipales.
Se priorizaron los núcleos consolidados, áreas situadas junto a viales principales y zonas donde se podía hacer llegar un sistema de alcantarillado. También se concedieron licencias legítimas a quienes pudieron demostrar que su edificación no ejercía un efecto negativo sobre el suelo, porque incorporaban sus propios servicios.
La vigilancia desde el cielo
Las nuevas tecnologías, han permitido poder controlar los nuevos desarrollos urbanísticos en la zona. Ahora resulta mucho más fácil poder fotografiar desde el aire, para comprobar periódicamente qué tipo de construcciones nuevas se realizan y cuales no.
Sin embargo, los vecinos siguen en condiciones precarias y, ahora, demás, se sienten amenazados por los nuevos estudios autonómicos para la ‘organización del territorio’, que también los señalan con el dedo como zonas de mayor riesgo de inundación.
Estudios, que han dado lugar a que la Declaración Territorial de la Conselleria califique la mayor parte de la Marjalería como suelo inundable y por tanto, condicione cualquier desarrollo que se haga sobre la zona.
El nuevo Plan General Estructural ya contemplaba en su redacción, la recalificación de gran parte del suelo de la Marjalería, de Urbanizable a no Urbanizable. Ahora además, muchas de las zonas pasan a tener un mayor grado de restricción al ser calificado además como Suelo No urbanizable Protegido, por conceptos como el de inundación, conservación del paisaje, recuperación de antiguas zonas verdes, protección de fauna y flora…
Eso significa también, que suelos que ahora son urbanos o urbanizables, podrían dejar de serlo, si en un periodo estipulado no se incorporan medidas excepcionales para evitar esa inundabilidad, o no se desarrollan urbanísticamente…
El drama de la Marjalería
Visto todo esto, el drama de muchos vecinos que residen todo el año, se agrava.
Tal como comentaban a Castellón Información, hay viviendas con más de 30 años, situadas en suelo no urbanizable, donde no se les permite ni arreglar una gotera, ni cambiar la madera estropeada de las ventanas por una carpintería de aluminio.
Es cierto que les aseguran que como llevan tantos años no se las va a demoler, pero apuntaban a este periódico: “Es que no podemos ni mantenerlas, se nos van a caer a trozos”.
Lo de añadir un porche, crear un trastero, o hacer una valla más resistente en torno a la parcela, ya ni se habla, porque tampoco está permitido.
También hay viviendas con varias décadas de antigüedad a las que no se permite el suministro de luz y agua. "Como dicen que no son legales porque están en terreno no urbanizable, no tenemos ni cédula de habitabilidad. Las viviendas existen, vivimos en ellas, pero según el momento nos cortan el suministro".
Con el nuevo Plan general y la Date, habrá viviendas que pasarán de estar en suelo urbanizado a no urbanizado protegido. Que se construyeron con todos los permisos pero que ahora pasarán a estar sobre zonas no reconocidas… "¿Significa esto que a partir de ahora van a condenar mi vivienda?".
Ya cuando se redactó el plan General Estructural y se modificaron las calificaciones de suelo, el entonces concejal de Urbanismo, Rafa Simó, refirió la compatibilidad de estas viviendas con un nuevo modelo. Si de lo que se trata es de evitar la contaminación del suelo y de que puedan disponer de servicios, quizá lo que habría que desarrollar no es tanto una parcelación como se hizo en el Plan Especial de la Marjalería, sino un tratamiento individual de cada caso.
Esto pasaría por resolver problemas concretos con soluciones concretas. Si en una zona existen una o varias viviendas residenciales cuya existencia está reconocida, lo que habría que proponer es que esos vecinos o el propietario incorporen las medidas necesarias para garantizar el saneamiento y la no afección sobre el territorio . Esto permitiría una cierta seguridad jurídica a los vecinos de la Marjalería, que habitan en ella.
También ha sido este el modelo sobre el que se ha centrado la reunión con el nuevo concejal de Urbanismo, José Luís López. El desarrollo de zonas pormenorizadas con planes especiales pormenorizados podría dotar al ayuntamiento de una mayor autonomía para responder sobre cada caso y podría resolver las situaciones que ahora se producen sin más alternativa que la demolición a corto o medio plazo.
Los vecinos no han salido descontentos, pero quien que todo lo que se ha hablado en una reunión privada tenga también su respaldo en un documento legal. Valoran también la posibilidad de poder presentar alegaciones al Plan General, e incluso, han valorado la posibilidad de que esas alegaciones se presenten de forma conjunta: asociaciones de vecinos y ayuntamiento.
El resultado de todo esto, está aún por determinar.