Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón y Presidenta del PP de Castellón de la Plana
Quedan menos de 48 horas para que comiencen nuestras queridas fiestas de la Magdalena. ¡Por fin podemos celebrar nuestras raíces y nuestras señas de identidad como ciudad! Han pasado dos años, dos largos años, para que llegara este momento. Pero ‘Ja el dia és arribat!’.
Desde el Partido Popular, deseamos a todos los castellonenses que sean unos días de disfrute y diversión para todos. Vecinos y visitantes van a tener la oportunidad de celebrar y compartir actos y momentos que necesitábamos recuperar. Empezando por nuestra Romería de las cañas, emblema de nuestras fiestas fundacionales. Una marea humana que es la expresión del sentir de una ciudad que vive unida sus tradiciones.
Desde aquí también apelamos a la responsabilidad. Vivir la fiesta no puede ser sinónimo de bajar la guardia. Seguimos en pandemia, y las cifras de contagios han comenzado a subir, por lo que es importante respetar las medidas y no confiarse. El autocontrol de ahora será la tranquilidad de después.
No son las fiestas que nos hubiera gustado. Muchas cosas han faltado. Para empezar, una mayor implicación del equipo de gobierno en la organización de actos. No habrá mesones, sin razón alguna que lo justifique. También se ha llegado tarde a la organización de los conciertos. También las pulseras magdaleneras han brillado por su ausencia.
Todos los sectores piden, y todos se quejan de que no les han llegado. Tampoco ha sido una idea acertada excluir el Palacio Municipal, la casa de todos los castellonenses, del reparto del llibret, programa de actos que, por cierto, se agotó a las dos horas, dejando con tres palmos de narices a los cientos de vecinos que hacían cola pacientemente para hacerse con su ejemplar. ¿Y qué decir de las cintas magdaleneras? Algunas personas que ya tienen su enseña creen que es poco más que de ‘cartón piedra’ de lo rígidas que son, mientras que el grueso del cargamento de cintas no ha llegado porque, en teoría según la versión del equipo de gobierno, están retenidas en una frontera por la invasión de Ucrania. Todo por no reconocer que se han pedido tarde. Basta con hacer un pedido a Amazon o Aliexpress para comprobar que el problema no es tal. Tal vez, si se hubiesen adquirido en una mercería local, de las pocas que aún quedan, mejor nos hubiese ido. Por no hablar de que la Junta de Fiestas ha seguido extinguida, anulando la voz de los colectivos a la hora de organizar las fiestas, como venía ocurriendo en los últimos 30 años.
A pesar de todo, Castellón va a tener unas grandísimas fiestas de la Magdalena. Y esto va a ser así porque, afortunadamente, todo el tejido social y organizativo de las fiestas de la ciudad sí ha hecho su trabajo, y sí ha organizado un sinfín de actos, de verbenas, de ‘caus festers’, que serán el centro de socialización. Lo mejor de Castellón son los castellonenses, que son quienes ponen, cabeza y corazón a las celebraciones. ¡Felices fiestas, Castellón!
