Una de las frases brillantes que nos ha dejado Groucho en Los hermanos Marx en el Oeste es la de “¡Más madera! ¡Es la guerra!”, que se gritaba mientras destrozaban un vagón de tren intentando alimentar la caldera con la madera arrancada de mala manera de las paredes, techos y suelos del convoy.
Una frase que hoy en día perfectamente podría parecer estar en boca tanto de Donald Trump como de Pedro Sánchez. Presidentes, ambos salidos de un proceso democrático, que están dispuestos a destrozar sus trenes —es decir, sus países respectivos— si eso les permite gobernar.
Y permítanme dedicar el próximo párrafo a nuestro presidente, Pedro Sánchez, y a los partidos afines. A nuestro Groucho y a sus hermanos, todos interesados en que el tren —es decir, la legislatura— continúe en marcha, aunque termine destrozado.
A todos ellos (Pedro Sánchez, PSOE, Sumar, Compromís, ERC, Junts, PNV, …) les da igual que la esposa del presidente presumiblemente se haya apropiado de un programa informático que no le pertenece; les da igual que el “hermanísimo” haya cobrado miles de euros sin que sepa dónde trabaja; les da igual el caso Ábalos-Koldo-Aldama; les da igual que el Fiscal General del Estado esté imputado; les da igual que el Gobierno abandone a la Comunitat Valenciana…, mientras el tren en el que ellos están subidos continúe a toda velocidad con tal de agotar la legislatura. ¿Y después? ¿Tal vez El gran dictador? También de Groucho y los hermanos Marx.
