Fue presidente de la Junta de Fiestas y una de sus máximas ilusiones fue impulsar el uso de estos instrumentos tan unidos a la cultura valenciana
La ciudad celebraba ayer tarde el XXI Homenaje de Castelló a la Dolçaina y el Tabal en la plaza Mayor. Un evento que, además ha tenido una nota muy nostálgica, ya que ha rendido recuerdo a todo un personaje: Miguel Mulet i Ortiz (1926-1987).
Para quien no tenga el gusto de 'asociarlo' se trata del padre de Miguel Angel Mulet, quien fuera concejal de Cultura y Fiestas de Castellón, entre otros cargos, y diputado autonómico.
Este homenaje tan especial, se debe a que Miguel Mulet, además de ser todo un personaje, enamorado de la Fiesta (llegó a presidir la Junta Central), era también un apasionado de la dolçaina, instrumento por el que trabajó toda su vida.
El tríptico repartido por el Ayuntamiento de Castelló en el homenaje cuenta toda su historia: Nació en Faura, en Les Valls 1926, pero siempre fue de corazón castellonense. Hijo de Carmen Ortiz Sales y José Mulet Vila.
Además de su vida laboral, transcurrida en Suiza, Madrid y Málaga, ejerció también una importante vida social vincualada a su querido Castelló.
Ejerció cargos en diferentes colectivos. Por una parte fue vocal de la Junta del Ateneo del Casino Antiguo y de la Real Cofradía de Nuestra Señora de Lledó. Y por otra, prohom dels Cavallers de la Conquesta, concejal y teniente alcalde del Ayuntamiento de Castelló, presidente del Círculo de Cazadores San Huberto y presidente de la Junta de Fiestas.
Aprendió, como sus hermanos, música durante su infancia y su primer profesor fue Pepito García. Adicionalmente llegó a dominar el violín, que le enseñó Josep Salvador Ferrer, padre de Josefina y Matilde Salvador. Es de destacar que mantuvo su afición por el violín hasta el final de su vida, ya que fue miembro de la Filarmónica Zürich y de la Orquesta de Cámara de Castelló.
De la misma forma ¡, participó activamente en agrupaciones musicales populares como la Tuna de su universidad o en grupos de rondalla en la Festa de la Rosa.
Gracias a su interés por la recuperación de nuestra cultura y patrimonio consiguió salvar de la demolición la Ermita de Sant Francésc de la Font, y además de propiciar su restauración posterior. También inició la recuperación de la Ermita de Sant Josep del Censal.
A finales de los años 70 decidió colaborar en la recuperación de uno de los elementos de la cultura popular como es la dolçaina. Aprendió a tocarla de la mano de José María Illescas y de Joan Blasco, con los que mantuvo una entrañable amistad. Fueron partícipes en la formación de la primera Colla de Dolçainers de Castelló, en diferentes actos populares como la primera edición del Betlem de la Pigà y, regularmente, a la Romeria de les Canyes. De esta forma propagaron su sonido por todo el mundo.
además de otras composiciones para diferentes instrumentos y voces, compuso más de 35 composiciones para dolçaina y tabal, alguna de ellas, muy conocidas: 'Les cinc dansetes del carrer Sant Blai, Monte Cristina, el Roure Valencià o la Garriga."
Su hijo, Miguel Angel Mulet, anunciaba el homenaje de su padre en la bodeguilla de Castellón Información: