El Debate por el Estado de la Provincia, que por primera vez se ha celebrado en la Diputación Provincial, ha tenido su máximo interés cuando el presidente, Javier Moliner, ha reivindicado medidas para acercar las instituciones y los políticos a los ciudadanos y ha propuesto que los diputados provinciales sean elegidos de forma directa por los ciudadanos a través de als urnas. Evidentemente la oposición no se lo esperaba, y de hecho tachó esta propuesta de oportunista. Nomdedeu reivindicó cambios en la institución y afirmó que Castellón ha sido maltratada históricamente. Colomer indicó que Moliner debería ser el último mono de la Corporación provincial.
Esperanza Molina/Castellón Información
Se esperaba mucho del debate por el Estado de la Provincia, que por vez primera en su historia, se celebraba esta mañana en la Diputación Provincial. Y respondió a las expectativas, al menos en el golpe de efecto que dio el presidente Javier Moliner, al final de su exposición inicial.
El mensaje no podía pasar desapercibido. Moliner reivindicó medidas especiales para recobrar la confianza de los ciudadnos en políticos e instituciones, y realizó propuestas que pillaron completamente desprevenida a la oposición.
Javier Moliner Apostó por la trasparencia; se mostró a favor de una reforma electoral por el que, al menos un tercio de los diputados puedan ser elegidos por su persona y no por el partido al que representan; defendió la reducción de los aforamientos. Respaldó las tesis de Alberto Fabra en cuanto a la necesidad de reducir el número de diputados autonómicos. Indicó que los alcaldes deberían serlo de forma directa y respetando siempre las listas más votadas. Habló de la reducción de los derechos y privilegios de los políticos, para recobrar el sentido de su función como personas al servicio público.
Pero lo que dejó más huella fue su propuesta para que los diputados provinciales puedan ser elegidos libremente por los ciudadanos en las elecciones, y no a través de los avales de los concejales. Esto supondría una tercera urna en las elecciones, junto a las autonómicas y las locales, para que los diputados provinciales pudieran ser elegidos de forma directa por los ciudadanos. Se trata, dijo de “devolver el poder al pueblo sin filtros, para mejorar la calidad de vida, la calidad institucional y la calidad democrática”. Que se dé oídos a una mayoría legítima, que hoy no tiene quien la escuche, y reste la presión de las minorías, cuya única legitimidad es la fuerza con la que chillan y abuchean.
Sin duda alguna, Moliner conocía lo que iba a suponer su golpe de efecto, y la expectación que levantaría tanto en el palacio provincial como en la calle. Y para intensificarlo, una vez declaradas sus intenciones, el mensaje fue emitido a través de su cuenta de Twitter y reproducido en numerosas ocasiones a través de la red.
Este fue quizá el mejor momento, y el más intenso de un pleno, que se hizo pesado y aburrido, y sobre el que apenas hubo mucho más que comentar, que las acusaciones que tradicionalmente ya se lanzan en este u otros foros los diferentes representantes provinciales.
La Junta de portavoces había pactado una exposición inicial de Moliner, y luego dos turnos de intervenciones por parte de los portavoces de los tres partidos con representación provincial, con una duración reglada de 10 minutos. La exposición de Moliner, no llegó a media hora; Enric Nomdedeu de Compromís, resumió acertadamente su discurso durante el tiempo regulado y aceptado por todos. Pero fue el único, porque Colomer se extendió sin medida; Barrachina le superó en el tiempo; y así, el turno de réplica, volvió ser más de lo mismo en la misma línea y durante todo el tiempo del mundo.
En lo que concierne a los contenidos, además de sus propuestas electorales, el presidente de la Diputación Provincial, Javier Moliner, hizo un repaso de la evolución de este organismo durante los tres últimos años, en los que, afirmó, se había reducido la deuda; se había logrado la estabilidad económica, y se había invertido en la mejora de la provincia en todos sus puntos. Habló de recursos hídricos, de la protección forestal, de la implantación de las redes Wifi; de la promoción del turismo, de la puesta en marcha del Aeropuerto, o de la eliminación de más de 19 puntos negros en las carreteras de la provincia…
Como los datos cambian según quien los cuenta y como los mide, Enric Nomdedeu, además de cuestionar si Moliner era oportunista y estaba respaldado en las propuestas que había realizado por su gobierno, puso en evidencia la falta de infraestructuras, cuestionó la política de turismo, la influencia de la Diputación para gestionar ante otras instituciones, el alto índice de paro, o la falta de promoción y apoyo al sector cerámico. “Castellón, dijo Nomdedeu, ha sido una provincia históricamente maltratada, y usted nos viene con unas propuestas electorales que, encima, no dependen de nosotros”. “Si de verdad busca mayor efectividad, reduzca el número de diputados provinciales en lugar de proponer que se reduzcan los representantes autonómicos”.
Francés Colomer, también consideró oportunistas las propuestas de Moliner, y desde luego no valoró como positiva la gestión de la Diputación. Manifestó, que la exportación no dará salida a las empresas de Castellón si no se fomenta también el mercado interno; dudó del tema del turismo, cuyos datos señalan que ni ha crecido tanto, ni tiene tanta rentabilidad como se afirma. Preguntó por qué los jubilados y pensionistas de la provincia de Castellón cobran por debajo de la media; comentó que la asistencia social es deficiente, que el interior de la provincia está siendo objeto de un grave problema de desproblación; de los índices de personas que viven en la pobreza, o del fracaso del Plan de Empleo.
Colomer indicó que, si de verdad se quiere dar el peso que toca a Diputación, habría que considerar que su presidente, lejos de engrandecerse por haber sido elegido por los avales de los concejales, debería ser el último mono y aceptarlo como tal.
No faltaron alusiones al fracking, a la falta de reivindicación de la Corporación Provincial, o la crítica del Corredor Mediterráneo que no tiene nada que ver con la alta Velocidad, y se arregla con la inclusión de un tercer carril.
Y el tercer portavoz en intervenir fue Miguel Barrachina, del PP. Si es cierto que escuchar a Barrachina hablar de números resulta incluso instructivo, y está reconocido por la oposición por el dominio de las cuentas; como portavoz en el debate, y con su tono monótono resultó hasta soporífero.
Como no podía ser de otra manera, Barrachina valoró positivamente todo lo indicado por su presidente. Se atribuyó como partido la convocatoria de la Comisión que llevó a la Diputación a rechazar las licencias de fracking; y por supuesto, se metió con el tema Castor, a sabiendas que levantaba ampollas en el Psoe. Además de reforzar logros de esta candidatura, el portavoz del PP volvió a referirse al desastroso gobierno del Psoe como culpable de todos los males, que también han afectado a la Diputación, aunque en estos tres años se ha avanzado sobre manera, obviando que su grupo ya gobernaba antes la Corporación Provincial. Y para acabar de rizar el rizo y tocar los bemoles en gran parte del público asistente, se vanaglorió de un gobierno que no baja las pensiones y las incrementa cada año. A tenor de que ese incremento se traduce, en la práctica, en un par de euros, por debajo del incremento del IPC, su declaración clavó espinas.
Y ya metido en arena, Barrachina, no pudo dejar de hacer citas, entre ellas la que indica, que con el Psoe se incrementa la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres.
Con estos mimbres, sin respeto alguno al tiempo pactado por parte de los portavoces. Se repitieron las intervenciones en el turno de réplicas, donde Nomdedeu, como era lógico se quejó oficialmente de ser el único que cumplía lo pactado.
De nuevo Barrachina se extendió hasta lo indecible. Levantó algunas sonrisas en la oposición al afirmar, que “las coaliciones son impotentes para gobernar”. Y remató diciendo que se sentía orgulloso de ser valenciano y español.
En conclusión, en lo que se refiere al debate, poco más que nada y un derroche de tiempo.
En cuanto a Moliner, fue también el último en tomar la palabra, para reafirmarse en sus propuestas para el ciudadano y los políticos.