Ya lo dijo Ximo Puig el pasado martes en Benicarló durante la presentación de las candidaturas del PSPV-PSOE en Els Ports y Maestrat: "No es lo mismo que al frente de la Diputación de Castellón esté Pepe Martí, a que lo esté el PP".
Y claro que no es lo mismo, porque el presidente Martí ha cambiado de forma radical la Diputación de Castellón. Con él no solo llegaron al Palau de Les Aules la amabilidad y el fair play político, sino una forma de gobernar distinta con la que se trata por igual a todos los pueblos de la provincia, cuyos gobernantes saben que recibirán el dinero que les corresponde según los criterios establecidos, independientemente de que sus alcaldesas y alcaldes sean del Partido Socialista, del Partido Popular, de Compromís, de Ciudadanos o representantes de una candidatura independiente.
Es un cambio de calado porque con Martí se ha acabado eso de que los primeros ediles tuvieran que desplazarse hasta la capital a pedir fondos para tal o cual proyecto, con mejores o peores perspectivas según el color político.
El alcalde de Sueras llegó a la Diputación de Castellón hablando de la necesidad de apostar por el municipalismo y de reconocer la autonomía y la mayoría de edad de los ayuntamientos. Y sus hechos han sido consecuentes con su discurso.
No solo ha repartido más dinero que nunca entre los ayuntamientos, sino que lo ha hecho sin favorecer ni discriminar a nadie. Más presupuesto para que los ayuntamientos planifiquen y actúen como consideren conveniente.
Y no nos engañemos: solo se puede actuar de forma autónoma si se dispone de recursos. Y al respecto, creo que conviene dar una cifra que resulta muy elocuente: en 2019 los ayuntamientos de la provincia recibieron 18 millones de euros entre transferencias y actuaciones diversas, una cifra que en 2022 se multiplicó por 3,6 hasta alcanzar los 66 millones de euros. Y además, se han aplicado factores de discriminación positiva a favor de los pequeños municipios.
Efectivamente, como bien dijo Ximo Puig, no es lo mismo una Diputación encabezada por Pepe Martí que por alguien del Partido Popular. Sobre todo si ese alguien fuera del supuesto nuevo PP, porque recordemos que su lideresa en el pleno del pasado mes de marzo reivindicó la obra de Carlos Fabra. No la de Javier Moliner, no, la de Carlos Fabra.
Y es hay que contar las cosas como son: para que los ayuntamientos reciban tantos recursos como ahora ha sido determinante la apuesta de la Diputación de Castellón por el Fondo de Cooperación Municipal de la Comunitat Valenciana, al que en el periodo 2019-2023 aportará 48 millones de euros, de los que 30 (15 y 15) corresponden a los ejercicios de 2022 y 2023.
Un Fondo con el que quiere acabar el presidente de la Diputación de Alicante y candidato del PP a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. De hecho, lo ha llevado a los tribunales.
Sin el Fondo se acabarían la autonomía municipal y la equidad, ya que volvería a estar presente la tentación presidencialista de favorecer a alcaldesas y alcaldes afines y de perjudicar a las de otros partidos.
No es lo mismo que el presidente de la Diputación de Castellón sea Pepe Martí, o que lo sea alguien del nuevo/viejuno PP. Claro que no es lo mismo.