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Dr. Enrique Boldó Roda
Jefe de la Unidad de Cirugía Oncológica del Hospital Provincial. Licenciado en Medicina por la Universidad de Navarra, convalidó su título en EEUU certificandose en la Educational Comission for Foreing Medical Graduates. Especialista en Cirugía por el Hospital Sant Pau de Barcelona, completó su formación en Transplante en Virginia y en cirugía oncológica en el hospital Memorial de Nueva York. Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona y Diplomado en Cirugía laparoscópica por las universidades de Montpelier y Estrasburgo. Obtuvo la capacitación de Profesor Universitario en 2010, ha sido docente de las facultades de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y CEU Cardenal Herrera de Castellón así como la Escuela Valenciana de Estudios de la Salud. Autor de capítulos de libros médicos y de una veintena de artículos internacionales, los últimos de ellos versan sobre investigaciones del melanoma que ha realizado con el Laboratorio de Patología Molecular del Provincial y la UJI. [/callout]
¿Pero qué hacéis al sol sin la gorra y sin camiseta? ¡Venid que os ponga crema solar!
Estas u otras similares son las frases con las que los padres perseguimos a nuestros hijos todos los veranos. Sin embargo estas órdenes paternas no eran tan frecuentes en nuestra infancia (en mi caso, en aquellos maravillosos años 70 en la playa del Voramar). ¿Qué ha cambiado desde entonces? El melanoma. Palabra casi desconocida para la población general en esos años. Y es que el melanoma es de las neoplasias que más ha aumentado su incidencia.
¿Cuán grave es el problema entre nosotros?
Si el país que más incidencia tiene, Australia, presenta una tasa de 41 casos por 100.000 habitantes, en España oscilamos entre 2 y 9 casos dependiendo de si la provincia es más o menos soleada. El problema no es más grave en España gracias a nuestra genética, sin duda por las mezclas de los íberos con poblaciones del norte de África (cartagineses, árabes, etc). Y es que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) establece en 1992 que la exposición solar es el factor de riesgo más importante en el melanoma cutáneo. La asociación entre la radiación ultravioleta (UV) y el melanoma es fuertemente positiva con el antecedente de quemaduras solares, que es el factor de mayor riesgo, con la exposición solar recreativa (más si es intensa e intermitente) y con la presencia de otras enfermedades que indican un alto grado de exposición solar (cáncer cutáneo no melanoma, queratosis actínicas, lentigos).
Además, los melanomas de cabeza y cuello se asocian a un patrón de exposición solar continuo, en tanto que los del tronco están más relacionados con la exposición intermitente. Así,́ aunque los sitios de presentación más comunes son el tronco en hombres y las piernas en mujeres, los melanomas de extensión superficial suelen afectar más a personas jóvenes, en tanto que la forma nodular y el lentigo maligno, y la localización en cabeza-cuello, ocurre más en sujetos mayores.
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Por otra parte, se ha demostrado que el empleo de lámparas de radiación UV, tanto con fines terapéuticos (PUVA) como cosméticos (rayos UVA) aumenta el riesgo de melanoma, concretamente el uso de lámparas de bronceado antes de los 30 años de edad lo aumenta un 75%.
También existe un aumento de riesgo, aunque débil, relacionado con la exposición a radiaciones ionizantes, campos electromagnéticos de baja frecuencia, trabajos relacionados con la industria del petróleo, pesticidas o policloro- bifenilos.
La presencia de nevos melanocíticos, tanto comunes como clínicamente atípicos (displásicos), también se han asociado a melanoma. Los individuos con más de 100 nevos comunes tienen siete veces más riesgo de padecer melanoma que aquellos con menos de 15 nevos. Tener cinco nevos atípicos multiplica el riesgo por seis respecto a quienes no tienen ninguno. La presencia de múltiples nevos comunes y nevos atípicos señala el llamado síndrome del nevos atípico, que puede indicar una susceptibilidad genética al melanoma. Otros tipos de piel asociados con el melanoma incluyen la piel clara con dificultad para broncearse, color de pelo pelirrojo o rubio, color de ojos claro y un elevado número de pecas.
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El empleo de lámparas de radiación UV aumenta el riesgo de melanoma
Hay que usar productos de factor de protección mayor de 15 y aplicarlo 20 minutos antes de la exposición, repitiendo la aplicación cada 2-3 horas
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¿Y qué podemos hacer?
La población, protegiéndose, está haciendo la llamada prevención primaria. Aunque son muy conocidas, repasemos las medidas:
-Usar siempre productos con factor de protección solar (FPS) mayor o igual a 15, que filtran al menos el 94% de la radiación ultravioleta B (UVB). Los protectores solares también tienen una capacidad variable de protección frente a la radiación ultravioleta A (UVA). Se dividen en protección ligera (FPS <15), media (15 a 29), fuerte (30 a 59) y muy fuerte (más de 60, aunque en el envase, por consenso y para evitar falsa seguridad y mensajes erróneos, se recomienda que figure 50+).
-Aplicar el fotoprotector unos 20 minutos antes de la exposición solar, repitiendo la aplicación cada 2-3 horas, sobre todo si se suda mucho o tras un baño prolongado.
-En lactantes, no usar los fotoprotectores hasta transcurridos los seis meses de edad, por la inmadurez de la piel. En niños, también se aconseja evitar en lo posible filtros químicos para prevenir sensibilizaciones a dichos productos.
-Extremar las medidas de fotoprotección en menores de 18 años, especialmente en niños pequeños, pues es la edad donde se recibe hasta el 80% de la radiación solar total que vamos a acumular a lo largo de toda la vida. También es recomendable no recibir radiación UVA artificial, salvo que sea por indicación médica (psoriasis, etc).
-Evitar o disminuir al máximo la exposición solar directa entre las 12:00 y las 17:00 horas, sobre todo durante el período estival.
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Melanoma, ¿cambio del cambio?
Y todo esto, ¿Se está haciendo? Afortunadamente, cuando paseo por la misma playa del Voramar de mi infancia, veo que sí. Cada vez me encuentro más veraneantes que, como el de la foto que acompaña este artículo, están tomándose en serio su prevención frente al melanoma. En los 70 era casi imposible ver algo así. No es momento para relajar la prevención, pero parece ser que se está produciendo el cambio del cambio que significó la irrupción en nuestras vidas de la palabreja "melanoma".