Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
Y parece que nació ayer.
Llevo nueve años defendiendo la existencia de este Festival Musical, que para mi es una explosión de juventud y alegría en nuestro litoral y ya figura entre los primeros de los que se celebran en España en pleno verano.
Durante una semana, Burriana es 'trending topic' en todos los telediarios de todas las cadenas públicas y privadas de televisión y objeto de análisis en casi todos los medios de comunicación escritos y digitales.
Nos visitan alrededor de 50.000 jóvenes (en mi opinión cada año más jóvenes) en su inmensa mayoría estudiantes de últimos años de bachiller o primeros de Universidad, que vienen a conocer el evento y una vez conocido suelen repetir según he podido constatar en mis preguntas a los jóvenes 'sounders' cada año, durante los días del festival a fin de poder plasmar sus opiniones y la mía a final de cada año.
Este año he conversado con un grupito de tres chicas vascas universitarias de entre veinte y veintidós años que eran repetidoras en su asistencia; con una parejita encantadora de Benicarló de 17 años que hacían su debut, con dos universitarias; una de Logroño y la otra de Pamplona que venían por segundo año consecutivo; y con un joven manchego estudiante del INEF en Valencia, cuyos amigos le habían regalado por su cumpleaños la entrada a todos los conciertos y volvía ayer a Dénia donde pasa el verano con sus padres.
Todos ellos se mostraron encantados con el festival, pese al calor, las incomodidades por la cantidad de gente que tenía que convivir en un espacio limitado y con falta de algunos servicios que ellos superaban con sus ganas de conocerse entre ellos, de hacer amigos y de escuchar a sus grupos musicales favoritos, porque cada uno de ellos se mostraba interesado en tipos de música para ellos diversa (para mi toda es muy parecida) y solían elegir aquellos que les despertaban su interés.
Los que repetían asistencia, ponían de relieve las mejoras evidentes en cuanto a logística de llegada y acomodo así como en la calidad y cantidad de los conjuntos musicales que actuaban a diario.
Otros años les he manifestado también opiniones desfavorables al final del Festival en la columna que suelo escribir a la semana siguiente (como esta) pero hoy no puedo hacerlo porque las opiniones han sido más o menos entusiastas, pero todas positivas.
Visto por mi, desde el punto de vista de un ciudadano de Burriana, que pasa su verano en la Playa, quizás en la zona más transitada por ser de paso obligado de ida y vuelta para todos los acampados en el Cámping de la Malvarosa al ir y volver a los conciertos o al baño durante prácticamente las 24 horas del día, la incomodidad es evidente porque aunque son jóvenes educados y amables entre las 12 de la noche y las 6 de la madrugada suelen pasar más ruidosos y animados y sus cánticos o vocerío son inevitables a sus edades y en días de canícula como los que hemos tenido de viernes a domingo, era poco menos que imposible poder conciliar el sueño.
Por eso bastantes vecinos optan por irse a dormir a Burriana esos días, por las mismas razones que deciden quedarse en su residencia en la playa la primera semana de Septiembre, porque no se puede dormir en la ciudad por las Fiestas de la Misericordia y todos los eventos que se llevan en el casco urbano esos días.
Yo considero todas esas incomodidades tanto durante el Arenal Sound, como en Fallas y en Fiestas de la Misericordia, como “gajes del oficio de haber decidido vivir en Burriana y en su zona litoral” y procuro pensar lo que queda de positivo en todas ellas, para nuestros jóvenes y para la economía de Burriana.
Por eso cuando pienso la cantidad de gente que vive de las Fallas y las disfruta, lo equiparo a las que encuentran en el Arenal Sound una entrada de salarios importantes para sus ingresos familiares o de ingresos empresariales a las tiendas o negocios de hostelería tanto en el Puerto, como en menor medida en el Grao e incluso en la zona próxima a la Plaza de Novenes de Calatrava que por su proximidad a la zona mas alejada de la Playa del Camping de La Malvarosa, también suele estar muy concurrida el ponerse el sol en sus terrazas o bares de la zona.
Es difícil de cuantificar todo eso, pero sin duda beneficia en alguna medida a todas esas personas.
Por mi parte felicitar también a quien corresponda (supongo que Ayuntamiento y Empresa Organizadora) por la evidente mejora de la logística de desplazamientos, aparcamientos y limpieza de la zona afectada, ya que sin la menor duda es bastante mejor de lo que venía siendo en años anteriores, supongo que fruto de la mayor rentabilidad del evento y por tanto la mejor disponibilidad de todos para cuidar todos esos temas debidamente.
Al desplazarse la entrada del Camping de la Malvarrosa hacia la Carretera del Grau bastantes metros, los acampados allí suelen buscar el acceso a la Playa en línea recta y la concentración de transito que solía taponar la calle Juan Carlos I durante muchas horas, es mucho mas fluida ahora y nos hace a los vecinos la vida mas tranquila.
En definitiva quiero expresar mi satisfacción por la deriva que lleva este evento mejorando año a año, tal como debe de ser una vez demostrada su viabilidad económica y la repercusión social, sobre todo nacional (en mucha menos medida internacional, al contrario que el FIB) que pone a Burriana en el primer plano de la actualidad española al menos durante una semana al año.
Eso siempre es un intangible muy positivo, aunque mucha gente no lo quiera ver así.
Por eso comprendo entiendo y comprendo que haya personas que sigan quejándose de las incomodidades que acarrea este Festival a quienes no nos interesan ni su música ni las aglomeraciones humanas.
¿Nos hemos parado a pensar alguna vez, que de no hacerse aquí, se haría en cualquier otro lugar de nuestra costa y la juventud de Burriana tendría que desplazarse a ese lugar para vivir allí lo que ahora viven aquí con muchos menos problemas y riesgos?
Pensando en mis nietos y a pocos años vista…prefiero el festival aquí por esa razón, añadida a todas las expuestas anteriormente.
Hasta la semana que viene.