En el segundo día de Visita Ad limina, el obispo Casimiro López Llorente se reunirá con la Congregación para la Doctrina de la Fe, la más antigua de la curia romana, y el Pontificio Consejo de la Cultura, que promueve el diálogo con las universidades y el arte, y tiene como asesores al arquitecto valenciano Santiago Calatrava y al filósofo catalán Francesc Torralba.
La Congregación para la Doctrina de la Fe se fundó en 1542 con el nombre de Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, con el objetivo de defender a la Iglesia de las herejías. Con el Concilio Vaticano II, Pablo VI la rebautizó en 1965 con su actual nombre, y con la constitución apostólica Pastor Bonus (1988) su función queda definida como “promover y tutelar la doctrina de la fe y la moral en todo el mundo católico”.
También promueve colegialmente encuentros e iniciativas para «difundir la sólida doctrina y defender aquellos puntos de la tradición cristiana que parecen estar en peligro, como consecuencia de doctrinas nuevas no aceptables». De ella dependen la Pontificia Comisión Bíblica y la Comisión Teológica Internacional. El actual secretario es el mallorquín Luis F. Ladaria.
El Pontificio Consejo de la Cultura se creó en 1988 por iniciativa del Papa Juan Pablo II. Dentro de sus funciones están el diálogo con el mundo de la cultura, manifestando el interés de la Iglesia católica por este ámbito, o favorecer una presencia activa de las Diócesis en el ámbito cultural, universitario y artístico. En la carta de fundación se indicaba que esta labor debe hacerse con “con espíritu ecuménico y fraterno, promoviendo también el diálogo con las religiones no cristianas, y con individuos o grupos que no se inspiran en ninguna religión, para la búsqueda conjunta de una comunicación cultural con todos los hombres de buena voluntad”.