José Vicente Ramón Moreno.
Hace muy pocos días observé desde lejos, a primera hora de la mañana, alrededor de unas 40 personas muy agrupadas frente a un local en una calle casi vacía del centro de nuestra ciudad.
Dadas las circunstancias de la época que estamos viviendo, mi primer pensamiento fue que estaban esperando para realizar entrevistas personales de cara a un posible trabajo, pero tal y como me fui acercando se produjo la apertura del local (que ahora sí distinguía que era un comercio) y que la entrada de tantas personas a la vez en tromba se debía a que era el primer día de rebajas.
Nunca había tenido la ocasión de contemplar en directo este espectáculo y frente al local coincidí con una concejal de nuestro Ayuntamiento y comentamos, divertidos, este fenómeno.
Desde luego, tal y como está nuestra economía, es bastante lógico que busquemos buenos precios en aquellos productos que realmente necesitemos, pero no deja de ser amoral lo que ocurre con los precios y los márgenes comerciales.
No sé si usted, querido lector, ha llegado a razonar que cuando nos ofrecen unas rebajas del 70 % (precio en el que, por supuesto, no pierden dinero) es porque antes de aplicar la rebaja estaban consiguiendo un beneficio de más del 230 % o sea que multiplicaban por más de 3’3 el precio de coste. Así que revelémonos contra estos abusos y tengamos la cabeza fría en rebajas para comprar sólo lo necesario y no las gangas inútiles.