Jorge Fuentes. Embajador de España.
No se qué es peor, si pintar de color rosa una realidad que tiene no pocos aspectos negativos o cargar las tintas subrayando los defectos de esa realidad e ignorando cuanto de bueno subyace en ella.
Ambos extremos serian rechazables y al hablar de un país habría que intentar ser justo y equilibrado, presentando por igual sus virtudes y sus limitaciones.
Hace pocos días un buen amigo me envió un mensaje que incluía un muy elogioso artículo del periódico británico The Guardian que presenta más de dos docenas de razones de carácter político, social, histórico, geográfico, económico, climatológico, energético, clínico etc, que abundarían a favor de que España seria el mejor país del mundo en que nacer (según Deloitte) y en definitiva, el mejor país del mundo tout court (World Countries Award 2016).
Es como si 'The Guardian' hubiera copiado y asumido los argumentos que la Marca España -hoy llamada España Global- suele recoger en sus campañas de promoción.
No oculto que me lleno de orgullo cuando veo que un importante diario de la pérfida Albión nos piropea tan abiertamente. Como también me encanta ver que la destacada revista de viajes, 'Conde Nast Traveller', considera Benicasim como uno de los 20 mejores destinos turísticos del mundo y que en la reciente encuesta realizada por 'El Pais', dos pueblos de la provincia de Castellón, Peñíscola y Morella, figuran en destacado lugar entre los 30 más bellos de España.
No voy a intentar rebatir las lisonjas de The Guardian, que ojalá fueran ciertas en su totalidad. Solo apuntaré algunos matices con el sanó deseo de que contribuyan a mejorar nuestro riquísimo perfil.
Me duele profundamente que España tenga una grave fragilidad en su cohesión territorial y política, lo que llevó en un reciente pasado al terrorismo etarra y casi permanentemente al muy contagioso independentismo catalán.
Considero también pecado mortal que nuestro aparato productivo deje en la cuneta de forma casi permanente a cerca de una cuarta parte de nuestros ciudadanos que se ven incapaces de encontrar un puesto de trabajo.
Con esas dos lacras en nuestro debe, es muy difícil auparse al pináculo de la gloria. Pero es que, por añadidura, si bien es verdad que tenemos buenas características geográficas (sol, viento, mar) para ser líder en energías renovables, lo cierto es que nuestro sector energético deja mucho que desear y nuestras facturas de electricidad y gas son de las más elevadas de Europa.
Siendo indudable que nuestro patrimonio artístico es, según la UNESCO el tercero del mundo tras los de Italia y China y que España es una potencia editorial, la contrapartida es que nuestros compatriotas son de los que menos leen en el continente y de los que poseen el nivel educativo y cultural menos satisfactorio.
El idioma español es el segundo vehicular más importante del mundo, pero a medida que se expande su conocimiento en el planeta, se contrae en nuestro país, donde cada vez se habla el español menos y peor, al estimularse el estudio de otros idiomas regionales -el valenciano, el catalán, el vascuence, el gallego etc- con indudable valor etnográfico y nostálgico pero sin proyección mundial y ello en detrimento del español que muchos reducen al castellano.
En esa España cargada de desempleo, con un idioma frágil y no consensuado, con una cultura rosa y débil, habría que añadir que se trata de un país en permanente jolgorio que The Guardian alaba como rico en folklore, en tradiciones y fiestas lo que está muy bien para alegrar a esos 70 millones de turistas que vienen a divertirse y a embriagarse de alegría y de otros productos líquidos, pero puede resultar perturbador para quienes aquí vivimos y trabajamos.
Igual cabria decir del clima, excelente para el turismo de playa y sol pero no tanto para la conservación de la vegetación y para frenar el avance de la desertificación.
Pero cuando el diario inglés, más bien izquierdoso, se pasa cantidad es cuando considera nuestra democracia como de las más avanzadas del mundo ¡Ya nos gustaría! Creo que nos falta tradición, cultura política y también de la otra, nos falta reposo económico, ecuanimidad. Esas fallas son las que han provocado, por ejemplo, la reciente victoria de la moción de censura por una pléyade de partidos que todos juntos pueden llevarnos a la ruina.
Podemos ser un gran país, uno de los mejores del mundo, si no nos dormimos en los laureles y si somos capaces de corregir algunas de nuestras deficiencias y carencias ¿Estamos en ello?