Iñaki Vallejo. Concejal de Castelló en Moviment.
Estamos en un ciclo económico sin crecimiento y sin expectativas de crecer. Ante esta situación macroeconómica que no podemos controlar, es necesario que desde la Administración Municipal se adopten medidas de prevención microeconómica.
Si algo hemos aprendido es que hay que separar la economía social, que afecta a las necesidades, de la especulativa de los grandes mercados.
Y es aquí donde aparece la idea de una moneda de ámbito local que combata la falta de liquidez que están provocando los mercados.
Si nos preguntamos por qué un billete de 20 euros te permite adquirir un bien, llegaremos a la conclusión de que se trata de un acto de fe. Hace tiempo que el dinero no representa la cantidad de oro que un país tiene almacenado, y tampoco tiene una referencia en valor que representar.
Por lo tanto, si queremos un medio de intercambio que facilite romper el bloqueo actual que impide que las empresas puedan liquidar deudas paralizando la economía, debemos articular una moneda.
No se trata de quitar el euro de la circulación, sino de crear un medio de intercambio, mediante anotaciones en cuenta para evitar la moneda física, y que nos ofrezca la posibilidad de dar salida a bienes y servicios.
Tampoco se trata de crear otra moneda, sino de una moneda que no existe. Supone establecer un mecanismo de comercio e intercambio que no esté sometido a los ciclos económicos asegurando la gestión de los bienes de primera necesidad, y que trabajan a modo de seguro contra recesiones futuras.
Estamos hablando de una verdadera moneda para el intercambio que representa un bien o un servicio prestado realmente. Si a esto le sumamos que esta moneda no genera intereses dejaría de ser un objeto de deseo para los especuladores.
Aparentemente puede parecer una manera forzada de crear economía local, pero se está utilizando en todo el mundo hace decenas de años y no se trata de inventar nada, sino de aprender y prevenir futuros ciclos de recesión. Véase ‘Wir suizo’ o ‘Bristol pound’.