Rafa Cerdá Torres. Abogado.
Durante este último fin de semana, dos noticias sin una aparente influencia sobre devenir patrio, han irrumpido en el galvanizado mapa informativo. Por un lado, dentro de la recién clausurada Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá y en su séptima convocatoria, el histórico encuentro mantenido entre Raúl Castro, máximo dirigente de la dictadura cubana, y el Presidente norteamericano Barak Obama, entierra definitivamente la Guerra Fría.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, rotas desde 1962, supone un giro decisivo en el largo historial de confrontación entre el régimen dictatorial comunista comandado por los hermanos Castro, y el coloso estadounidense. Los Hermanos Castro son plenamente conscientes que, al igual que la España de Franco, la supervivencia del régimen cubano se encuentra vinculada a la prolongación vital de Fidel Castro.
En cuanto el Comandante parta para el otro barrio, la estructura política cubana sufrirá un vuelco, y en aras a promover una transición a una nueva situación que incluya a los actuales dirigentes y al resto del espectro político anti-castrista, los Estados Unidos han rebajado el tono contra el castrismo, al tiempo que el gobierno cubano encierra en un cajón toda la dialéctica anti imperialista. Queda mucho camino por recorrer, pero el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el encuentro del máximo nivel mantenido entre los dos Presidentes de Cuba y Estados Unidos supone un paso histórico, frente a la situación anterior.
No hay que dejar de observar con cierta ternura, el modo en qué el imitador barato de Chávez, su sucesor Maduro ha visto cambiado su paranoia contra los Estados Unidos de la noche a la mañana, ofreciendo ahora "diálogo constructivo" a Obama, a quien hasta dos escasos minutos, vilipendiaba en soporíferas soflamas...
La segunda noticia tiene rostro de mujer: Hillary Rotham Clinton, la antigua Primera Dama de los Estados Unidos, y la tercera mujer en ocupar el puesto de Secretaria de Estado (el equivalente norteamericano a nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores) durante el primer mandato del Presidente Obama, acaba de confirmar que se presenta al proceso de primaria presidencias que a partir de febrero del próximo año, se iniciará en Norte América con la finalidad de elegir a los contendientes a las elecciones Presidenciales a celebrar el mes de noviembre de 2016.
La esposa de Bill Clinton ya concurrió en el año 2007 al proceso para erigirse en candidata presidencial por el Partido Demócrata, pero su pretensión de alcanzar la Presidencia se vio cercenada por la irrupción del actual presidente Obama. Clinton perdió ante su contrincante en el intrincado proceso electoral de primarias, y tuvo que retirarse si bien formó parte del primer gobierno de Obama como Secretaria de Estado en el período 2008-2012.
Personalmente, consideré entonces a Hillary Clinton una candidata con mucha más entidad que Obama, y el tiempo que ha ejercido como Presidente ha reforzado mi convicción. A parte de lograr el hito de ser el primer ciudadano negro en acceder a la primera magistratura norteamericana, y manejar una formidable oratoria, su Presidencia no ha supuesto más que un extraordinario ejercicio de relaciones públicas. Obama cae bien al resto del mundo pero escaso legado dejará sus dos mandatos, el acuerdo nuclear con Irán y el restablecimiento de las relaciones con Cuba. Y poco más.
En menos de año y medio, una mujer puede convertirse en la primera Presidenta de los Estados Unidos, y a lo mejor visita Cuba para apoyar a una incipiente democracia que da sus primeros pasos tras la caída del régimen castrista. Quizás la Historia dé los primeros pasos de un largo y prometedor camino...