Enrique Domínguez. Economista.
La Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2018 para la provincia de Castelló es, al menos, sorprendente y un tanto extraña; no encaja con el comportamiento seguido desde que se inició la recuperación
tras la fuerte crisis (que no ha desaparecido en sus efectos).
Es importante tener en cuenta que estamos hablando de los datos que se desprenden de una encuesta, no de datos reales y que, conforme descendemos en el grado de desagregación de la misma, los datos ofrecidos pueden perder significación.
Sin embargo, los datos están ahí. La provincia de Castelló en este cuarto trimestre de 2018 ha incrementado el número de parados respecto al tercer trimestre en 1.700 personas y en 2.100 respecto al cuarto periodo de
2.017. Justo un año antes, en octubre-diciembre de 2017, se redujo el número de parados en 2.200 sobre el trimestre precedente y en 6.900 personas sobre el último trimestre de 2016.
Pero me parecen un tanto extraños estos datos de la EPA porque las cifras de parados registradas por el Servicio Púbico de Empleo Estatal (SEPE) el pasado diciembre señalan un descenso sobre noviembre y también un
retroceso sobre diciembre de 2017 (cada vez de menor entidad), y porque los contratos hechos con motivo de las fiestas de Navidad y Reyes se habrán dado de baja en enero de este año.
Pero los datos están ahí y reflejan un comportamiento distinto del seguido por las provincias de Alacant y València, por el conjunto de la Comunitat Valenciana (CV) y por España. Estos datos dan lugar a un incremento en la
tasa de paro de 74 centésimas sobre el cuarto trimestre de 2017 en Castelló, mientras en Alacant se registra un descenso de 2,33 puntos, en València de 3,26 puntos, en el conjunto de la CV de 99 centésimas y en España de 2,1 puntos.
La tasa de paro en Castelló (15,11%) supera a la de la Comunitat Valenciana (14,30%) y España (14,45%) en este trimestre, mientras en el cuarto trimestre de 2017 era inferior (14,37% en Castelló, 16,76% en la CV y 16,55% en España).
Si nos fijamos en la evolución seguida del paro por grandes sectores se pueden detectar algunos comportamientos que podrían explicar esas trayectorias un tanto anómalas.
Comparando el número de activos, ocupados y parados (tengamos presente que el número de parados es igual al de activos menos el de ocupados) en cada gran sector económico y teniendo en cuenta la relatividad de estos datos al analizarlos a nivel provincial, se constata lo siguiente al comparar el cuarto trimestre de 2018 con el de 2.017: En agricultura, se reduce el número de activos y el de ocupados (lo que encaja con la mala trayectoria de la campaña citrícola) pero se mantiene el de parados en los dos trimestres.
En industria, mejora ligeramente el número de activos y se mantiene el de ocupados, aumentando en cien personas el de parados. En construcción, crece de manera relevante el número de activos y el de ocupados, disminuyendo los parados en ochocientos.
En el sector de servicios se contrae algo el número de activos pero baja bastante el de ocupados, dando lugar al aumento del número de parados en 4.300 (esto es lo que, en mi opinión, no termina de encajar si, como parece, los contratos para navidades y reyes se dan de baja en enero, aunque el encuestado puede responder otra cosa). Por último, el número de parados que buscan su primer empleo o que han dejado su último empleo hace más de un año, ha disminuido en 1.300 personas.
A pesar de las imprecisiones que a medida que se desagrega la encuesta puedan tener en la fiabilidad de los datos, lo que sí nos señala es la fuerte estacionalidad del sector servicios y la menor relevancia del mismo respecto a València y Alacant. También nos indica el repunte del sector de la construcción y esto debe ponernos en guardia a fin de no repetir experiencias desastrosas anteriores. Y también refleja el cierto estancamiento de la industria como sector creador de empleo estable y más duradero.
Aquí están los retos de futuro de la provincia y que es fundamental no perder de vista. ¿Qué opinan ustedes?
