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domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 23:18

Señores Sánchez y Casado, ¿hasta cuándo?

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Félix del Pozo. Coordinador de Ciudadanos de Castellón.

Sr. Casado, dice usted que se alegra del viraje a la izquierda de Ciudadanos porque le deja una autopista por el centro derecha. No me sorprende. Usted y sus antecesores, al igual que el Sr. Sánchez y los suyos, bautizaron y se otorgaron los carriles derecha e izquierda y por ellos llevan circulando y encasillando a la sociedad española más de 40 años.

Pero claro, les quedaba la medianera entre ustedes, el centro, un espacio goloso al cual empezaron a llamarle unos, centro derecha y los otros centro izquierda. Así, ya no quedaba medianera, ni centro, entre los carriles de su autopista, toda quedaba ocupada y nadie más podía circular por ella. El bipartidismo, como siempre, lo copaba todo. Así y durante décadas consiguieron alternarse en el poder, diferenciando y dividiendo a la sociedad con sus carriles ideológicos, funcionando todos como autómatas a piñón fijo y circulando a las urnas con la papeleta debajo del brazo, ya que para comodidad, el Colegio Electoral lo tenemos en casa. No solo nos mandan publicidad, sino también las papeletas, el gasto y la duplicidad y el principio constitucional de igualdad de oportunidades da igual. Una entelequia en la que “el pez, grande se come al chico” y el gasto electoral innecesario es lo de menos. Lo importante es ganar, pero no las elecciones, ganar al otro, al de enfrente, a la derecha o a la izquierda, luego conoceríamos las condonaciones de deudas bancarias, las puertas giratorias. Sí, si, muy ancha ha sido Castilla, pero no para todos…para ustedes.

El bipartidismo tiene una estructura socio-política que cubre todo el espectro de nuestro país, basando su estrategia en el frentismo y la división social, en bloques estancos, sin consensos, ni pactos con calado, lo que ha llevado una y otra vez al PP y al PSOE a la necesidad de depender a cambio de prebendas y cotas de poder de los llamados entonces nacionalistas. Pero siempre le valía la pena al bipartidismo, porque era la victoria de una España sobre la otra. Aznar hablaba en privado catalán y Zapatero, fuera el que fuera, aprobaría el Estatuto que viniera de Cataluña.

Todo, cualquier cosa, menos consensuar entre ambos una Ley para la Educación o una Ley Electoral que fuera más proporcional y que les evitará caer en manos de una minoría nacionalista condicionante, que ha sabido aprovechar décadas de cesión continuada, creciendo e implantando en sus respectivos territorios, una visión irreal, discordante y rupturista de un principio constitucional, la soberanía, que es de todos por igual , de nadie en particular y en la que no puede decidir la parte, por el todo.

Pero volvamos al bipartidismo. Hay que reconocerles su éxito, sí. Su división y frentismo ha conseguido que calara en un porcentaje muy considerable de españoles, que vivan en compartimentos estancos, uno a cada lado, evitando vasos comunicantes, creando ambos sobre el otro una imagen retrograda en el subconsciente colectivo del grupo y asegurándose así el voto, con sus derechas e izquierdas, sin trasvases.

Además, por si algún voto se pudiera escapar, se sacaron de la chistera, la retahíla del centro derecha y el centro izquierda, dejando así los compartimentos totalmente sellados. Esta estrategia, orquestada por sus medios afines y bien subvencionados, sigue aún dándoles su rédito, porque solo hay que mirar lo que ha llovido, hemos visto y vivido y una mayoría sigue a piñón fijo. Una muchedumbre como robots en bloque y bloqueados en un lado y en el otro, siguen cautivos en “el redil ideológico” y las urnas lo reflejan.

Ahora, todo ha cambiado a peor. Su gestión ha hecho que le crezcan los enanos y en sus extremos VOX y Podemos enarbolan las banderas del populismo y el radicalismo; sin duda una causa-efecto de sus políticas. Resultado, el Sr. Sánchez se ve tragando “sapos y culebras” por los que le auparon a la Presidencia del Gobierno en la moción de censura y haciendo juegos malabares para contentar a los rupturistas que lo sustentan y pidiendo apoyo al Sr. Casado, en un diálogo de sordos, sin ofrecer nada a cambio y recibiendo como pago la misma moneda que él daría a la inversa. La división y el frentismo, en este galimatías, ha llegado ya a cotas peligrosas y estamos atrapados en una tela de araña que tejieron ustedes durante años y ahora les maniata e impide la gobernabilidad de España.

Sr. Casado, hago este repaso a los 40 años del bipartidismo, para contestarle respecto a su comentario sobre Ciudadanos diciendo que ha virado a la izquierda y le deja el centro derecha. Mire usted, el PP se autodefine como la derecha y Ciudadanos demuestra que es el centro político de este país, liberal, progresista y moderado, que está centrado en el centro, que no entiende de derechas, ni izquierdas, que ustedes, definen y marcan en sus carreteras ideológicas. Nosotros estamos en la equidistancia de ambos carriles. Mire, le digo algunas diferencias con usted y con el Sr. Sánchez. Ustedes viven en la eterna confrontación, en la crispación, en las dos 'Españas', en la victoria de la una sobre la otra. También se definen unos como conservadores y los otros como progresistas. Pues les digo que dejen de conservar las viejas formas y de progresar en ese frentismo inútil. Ciudadanos, sin embargo, está por la proximidad, la flexibilidad, el diálogo, el entendimiento y el pacto y así lo demuestra en el día a día, ante la incomprensión de algunos que siguen anclados en el pasado y en una discordia que no nos lleva a ninguna parte.

Ciudadanos es el centro y su centrismo se ha ensanchado, porque ustedes nunca han estado en sus proximidades. Acostúmbrense, porque hemos pactado con ambos y seguiremos haciéndolo. Esto es necesario y útil para el interés general y ustedes, autodenominados derecha e izquierda, oigan la voz del centro, de Ciudadanos, que les ha pedido de forma continuada diálogo y acuerdo en torno a una mayoría real. Recuerden, '221' eso sumamos. Utilicen el vaso comunicante de Ciudadanos, unan sus dos 'Españas' en el acuerdo y verán como todos sus correligionarios les aplauden y se lo agradecen. Inténtelo, es posible y conseguiremos que la mayoría '221', no siga dependiendo de una minoría condicionante, ganemos el futuro. Por último, no olviden que la política y los políticos están al servicio del ciudadano y que es el hilo conductor para regular y normalizar la convivencia, en este espacio limitado que se llama España.