Jorge Fuentes. Embajador de España
Catorce gobiernos llevamos ya desde que en 1978, hace 42 años, empezó su andadura la España democrática y constitucional. Un Gabinete cada tres años de media, aunque casi cada uno de nuestros Presidentes -siete en total- hayan repetido en su mandato con una media de seis años como inquilinos de la Moncloa. Felipe Gonzalez batió un récord con 14 años al frente del Ejecutivo y Leopoldo Calvo Sotelo otro con dos escasos años de Presidencia.
Estadísticas aparte, ayer lunes día 3 de Febrero, se reunieron las dos Cámaras de las Cortes para celebrar la apertura de la decimocuarta legislatura. Allí estaba la menguada Familia Real, el Presidente al frente de su amplio Gabinete y todos los congresistas y senadores estrujados en los escaños remodelados para la ocasión. En la calle, una discreta representación de las Fuerzas Armadas.
Buen discurso del Rey: "España no puede ser un país de todos contra todos sino de todos y para todos", institucional, apaciguador, dialogante. También bueno, por una vez, el discurso de la Presidente del Congreso.
Y ese podría ser el resumen apretado de la jornada.
Pero hubo mucho más:
-Hubo el gesto serio y adusto del Monarca que parecía impregnar a la Familia Real.
-La sobriedad, casi modestia, del protocolo real, incluso en la forma de despojarse de sus abrigos, como quien va al teatro.
-Las declaraciones viles de los partidos que renunciaron a entrar en el hemiciclo, casi todos ellos socios indispensables del Gobierno (ERC, JXCAT, CUP, Bildu, BNG), utilizando diversas formulas a cada cual más despectiva, repitiendo la idea de que "el ciudadano Borbon no nos representa".
-El largo aplauso de cada uno de la mayoría de los representantes y los "Viva el Rey". Incluido el aplauso de Iglesias-Montero-Garzon y los restantes miembros de UP ascendidos al banco azul, que se sumaron a la actitud del Gobierno, "por imperativo legal".
Debo decir que pese a los 5 minutos de aplausos, aquello no pintaba bien y que quienes creemos en una España Monárquica, Democrática, Parlamentaria, Constitucional, unida y próspera debemos andarnos con pies de plomo para evitar que nuestra pequeña Familia Real y nuestro Rey no vean sus funciones cada vez más disminuidas hasta que un día se encuentren con las maletas hechas rumbo a Roma, Lisboa o cualquier otro lugar.