Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Hola a todos. Después de estos días de comilonas, celebración y fiesta, de tres días seguidos para algunas poblaciones de la provincia, casi no queda tiempo para reponerse para el siguiente asalto gastronómico-festivo: Nochevieja y el día de Año Nuevo. Sin duda, el momento más emotivo de esta velada es el momento de cambio de año, donde reunidos frente a algún campanario o a la televisión intentamos deglutir las doce uvas al ritmo de las campanadas, más a menos una cada dos segundos. Las campanas son de los instrumentos musicales más complejos y antiguos, y su relación entre el tamaño y la capacidad de producir sonido es impresionante. Por ello, la cuestión de esta semana es (parafraseando a Hemingway): ¿Por qué suenan las campanas?
Lo que conocemos como sonido no es más que energía que se transmite en forma de onda. Tiene dos peculiaridades: necesita un medio para propagarse (aire, agua, paredes…) y es una onda longitudinal. Técnicamente, esto significa que la dirección de propagación y oscilación de la onda son paralelas, pero realmente significa que la onda se va transmitiendo empujando lo que tiene en frente, al contrario que las olas del mar, en la que el agua se mueve oscilando arriba y abajo mientras la ola “va” recto. El sonido se produce al hacer vibrar alguna cosa, y hay cuatro maneras básicas de producir sonido: golpeando, soplando, frotando, y arrancando. Al golpear una campana, hacemos que vibre toda ella, esta vibración se transmite al aire y luego a nuestro oído, el cual traduce esa vibración en impulsos eléctricos al cerebro, que luego envía otras señales a los músculos del brazo para introducir la uva en nuestra boca, a la musculatura facial para que mastique…
Ahora viene la parte difícil, ya que aunque hacer sonar un objeto parece fácil, que éste produzca sonidos musicales no es sencillo. Seguro que alguna vez habéis visto un pequeño instrumento que usan algunos músicos para afinar los suyos, conocido como diapasón. Es una pieza metálica en forma de horquilla, y al golpearla produce el sonido equivalente a la nota “la”. Si “rebanamos” una campana de perfil podemos ver esta estructura, así pues, simplificando un poco, una campana no es más que un diapasón gigante circular. La forma que tiene la campana y, en especial, su perfil provoca que al ser golpeada vibre de muchas maneras diferentes al mismo tiempo, produciendo una variedad tonal muy característica que hace estos instrumentos tan especiales y a sus fabricantes auténticos expertos artesanos.
En resumen, el propósito de las campanas es avisarnos de momentos importantes, y ahora en especial, de la llegada del nuevo año. Como siempre, los comentarios están abiertos a cualquier opinión, sugerencia o felicitación. Espero que paséis una feliz Nochevieja, y que el año nuevo venga cargado de buenos propósitos y que éstos se cumplan. Saludos a todos