Consenso y respeto. Los ciudadanos nos piden a los políticos huir de algarabías, resolver problemas cotidianos y dar respuesta a necesidades que mejoren su día a día. Algo tan sencillo que, en ocasiones, parece que resulta arduo complicado. El ruido no les interesa, pero sí la unión de todos los demócratas ante situaciones que ponen en jaque nuestro Estado de Derecho.
Por eso, deben ser muchos los valencianos que presencian atónitos el silencio atronador y vergonzoso del PSPV y Compromís a la intolerable quema de una imagen de nuestro president, Carlos Mazón, durante las fiestas de Gràcia de Barcelona. De los autores, Arran, poco se puede esperar, pero de aquellos que se dicen ser defensores de la libertad, que menos que una condena pública.
Aún estamos esperando a que reprueben la violencia y el odio del separatismo catalán contra nuestro president. Cada minuto que pasa sin que se pronuncien sobre este ataque, están guardando un bochornoso silencio.
El señor Carlos Mazón es nuestro president, el de todos los valencianos, sin colores políticos, y esta indecente quema es una ofensa a todos los valencianos. Sí, porque, aunque a los autores de tal ataque, Arran, y a los nacionalistas excluyentes les moleste de manera soberana aquí no hay debates sobre lo que somos, sobre nuestra tierra, porque la sociedad valenciana tiene un claro sentimiento de pertenencia a la Comunitat Valenciana y no cree en construcciones nacionalistas de otra índole.
La política también son gestos, también es demostrar en que lado de la historia se quiere estar. No se puede estar de perfil ante una ofensa de tal envergadura. Bastaba con una condena porque las reglas del juego deberían ser esas y no otras. No podemos dar un mensaje equívoco a la sociedad sobre lo que debemos ser los políticos y resulta de sentido común reprobar enérgicamente tal ataque. Nadie debería olvidar que estos radicales quemaron la imagen de Carlos Mazón por ser el president de la Comunitat Valenciana, el que elegimos en las urnas los valencianos, y lo hicieron también porque defiende sin complejos nuestro Estatut, nuestro sentimiento de pertenencia a nuestra tierra, la Comunitat Valenciana.
Pero, ante este ataque, algo tan de sentido común como sería condenarlo sin tapujos, parece que constata desafortunadamente que para el PSPV y Compromís el sentido común es el menos común de los sentidos, como dijo el filósofo Voltaire.