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viernes, 22 de noviembre de 2024 | Última actualización: 22:28

Baño de realidad

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Domingo Vicent. Portavoz de Ciutadans en el Ayuntamiento de Vila-real.

Esta semana nos hemos enterado de que el Ayuntamiento de Vila-real va a aplicar un plan de ajuste para ahorrar 500.000 euros. Una medida de austeridad que afectará a los servicios que perciben los vila-realenses y que llevará a la desaparición, esperemos que temporal, de la Vilabeca, del Festival Internacional de Danzas, o la reducción de los convenios con los gimnasios privados, a quienes la competencia feroz del ente local ya había dejado sin mercado.

Una vez más la culpa la tienen los demás. Ya conocemos sobradamente la cantinela. El “urbanismo a coste cero”, las sentencias urbanísticas, los intereses del préstamo de 20 millones de euros que pidió el antiguo Gobierno popular, en definitiva, la herencia recibida. No le falta razón al Sr Benlloch en este análisis, pero lamentablemente esto no ha aparecido de la nada, ni el PSOE ni su socio acaban de llegar al Gobierno. El problema de fondo lleva años sobre la mesa, se ha convertido en excusa eterna, pero un equipo de Gobierno con más de cinco años a sus espaldas, y que presume constantemente de su buena gestión, tendría que haber actuado desde el primer minuto con más decisión.

Este último año las justificaciones han aumentado. Primero, con el caos provocado por una medida precipitada y no planificada de la “Conselleria d’Educació”, Xarxa Llibres, que aun siendo una iniciativa justa y necesaria, ha puesto a los Ayuntamientos a los pies de los caballos por la forma en que se ha llevado a cabo. Después con la devolución de la paga extra a los funcionarios, ¿acaso no estaba previsto que unos trabajadores pudieran recuperar un derecho que les arrebató el Gobierno popular con alevosía y premeditación?.

Siguiendo en el “eterno engaño”, reconocen ahora que no debieran haber bajado el IBI en 2014, año previo a unas elecciones. Pero es que el IBI no bajó por única iniciativa del Gobierno local, sino por una ponencia de valores que trataba de enmendar barbaridades anteriores en la valoración administrativa de los inmuebles. De hecho, después de diez años, la presión fiscal por nuestras casas era mucho mayor, es decir, mientras los precios en general habían subido un 20%, la contribución que pagamos en Vila-real había subido un 40%. En definitiva, con las excusas de siempre, nos han subido los impuestos y nos van a dar menos servicios. Cuando un ajuste de este nivel empieza, nunca se sabe cuando acaba porque los resultados todavía se desconocen.

Sin embargo, esto se hubiera podido haber evitado, claro que sí. Se lamenta ahora el Sr Benlloch del excesivo coste del Centro de Tecnificación, y pide mayor colaboración a sus compañeros en la Generalitat. Pero yo les propongo que hagamos un ejercicio de sentido común. Cuando una familia, o una empresa, se encuentran en una situación complicada, ¿qué hace?. Evita gastos innecesarios, si no se puede ir fuera de vacaciones disfrutará del entorno en el que reside con actividades más económicas, y aplaza inversiones; sino puede comprar un coche nuevo, pasará con el viejo y si es inevitable la sustitución, optará por uno de segunda mano.

El ejecutivo socialista acertó en algunas cosas. No lo voy a negar. El incremento del gasto social era imprescindible en un entorno de crisis, y el aumento de las ayudas a asociaciones fundamental para profundizar en la participación y colaboración de los ciudadanos. Pero también es cierto, que ante tan grave “herencia recibida”, los gastos en protocolo y comunicación hubieran de haber sido los primeros en estar bajo control, así como la proliferación de “Marcas de Ciudad” y la realización de Congresos “subvencionados”, hubiesen tenido que estar bajo constante revisión. Al igual que la inversión desmesurada en instalaciones deportivas. Ciertamente, ayuda a mejorar la calidad de vida de la población y cumple una función preventiva para la salud, no obstante siempre quedará la duda de si era absolutamente necesaria la construcción de una ciudad deportiva, la apertura del CTD, el pabellón de Melilla, o la futura adquisición de unas instalaciones privadas.

Y es que nuestra familia no solo ha seguido gastando, sino que no ha dejado de invertir, sin parar a pensar, que todas estas nuevas instalaciones llevaban aparejado un mantenimiento, es decir, un serio incremento de gasto estructural que llevará a los vila-realenses no solo a pagar más impuestos, sino también a recibir menos servicios.