Ayer Irán lanzó sobre Tel Aviv y Jerusalén, cerca de 200 misiles balísticos en una operación no por esperada menos sorprendente. En efecto, después de los muy calculados castigos de Israel a los dos peones de Teheran -Hamas y Hezbollah- los ayatollahs iraníes habían prometido castigar severamente a Israel.
Al anochecer del día de ayer, el cielo de Tel Aviv y Jerusalén se llenó de aterrorizantes estelas de misiles (a 60.000$ la pieza) la mayoría de los cuales fueron interceptados por el escudo implantado por el ejercito israelí. Parece ser que aparte de escasos daños materiales, solo ha habido una víctima y era palestina.
Para comprender cuál es el escenario territorial sobre el que se dirime este conflicto, conviene recordar que Irán es un país tres veces mayor que España a la que duplica en población. Israel por el contrario tiene una superficie algo menor que la Comunidad Valenciana; Líbano es la mitad de Israel y Cisjordania y Gaza suman la mitad del Líbano. Otro dato: la franja de Gaza tiene una superficie de unos 45 Kms2, algo así como Benicasim o Burriana. Las diferencias son enormes.
Sin embargo Israel ha construido la única democracia de la región y tiene uno de los ejércitos mas poderosos del mundo que está siendo capaz de hacer frente, sin encogerse, a tres frentes bélicos simultáneamente.
Está a punto de cumplirse un año desde que Hamas hizo la terrible incursión en Israel asesinando a 1.400 personas y tomando 240 rehenes. Por el momento las víctimas de Gaza alcanzan ya los 42.000.
La media docena de conflictos mantenidos contra Israel desde el nacimiento de Estado en 1948 fueron todos de corta duración; cuestión de días. Es lícito preguntarse por qué en esta ocasión está resultando tan difícil acabar la contienda.
La explicación puede encontrarse en distintas razones. La primera sería que Israel se ha marcado unos objetivos muy concretos que no son nada fáciles de alcanzar: la recuperación de los rehenes vivos o muertos y la liquidación de Hamas y ahora también de Hezbollah a quienes no quiere tener como vecinos. En especial este segundo objetivo es muy difícil de alcanzar ya que siempre quedaran componentes de los grupos que se afanarán por reconstruirlos, captando nuevos adeptos.
La segunda razón es que en esta ocasión Israel contempla la posibilidad de dar la vuelta al escenario, lograr entenderse con el grupo mayoritario del mundo arable -Egipto, Arabia Saudita, los países del Golfo, Marruecos, Jordania- aislando a Irán y Siria.
Hay una tercera razón menos confesable: Netanyahu sabe que mientras dure la guerra su liderazgo no peligra. Con La Paz le llegará el momento de ir a unas nuevas elecciones y de rendir cuentas.
Se ha especulado con que la entrada de los Estados Unidos y de algunos países europeos en el conflicto podría llevarnos a una globalización del conflicto con la participación de Rusia y China.
Ello sólo ocurriría si Israel reaccionara contra Irán de forma masiva. No parece vaya a ser ese el camino. Es muy probable que Netanyahu cumpla su palabra y castigue a Irán pero no lanzando otros 200 misiles indiscriminados casi todos los cuales serían interceptados, sino que proceda a una operación quirúrgica destruyendo algún centro neurálgico. Después de lo que Israel fue capaz de hacer con los "busca" y los "walky talky" creeremos a Israel capaz de cualquier cosa.
Se ha especulado también con que las dos guerras -Ucrania y Oriente Medio- van a beneficiar a Trump en su lucha por La Casa Blanca ya que sería más capaz que su rival de poner fin a ambas contiendas promoviendo la construcción de un nuevo orden en Europa y Oriente Medio.
Quien fuera capaz de lograrlo sería bienvenido pero no parece que vaya a ser Trump quien lo logre.