Marisol Linares. Exdiputada del Partido Popular.
Es un hecho que resulta inoportuno, disparatado o estúpido. Así podríamos definir los acontecimientos que están ocurriendo últimamente en nuestro país.
Patochada la del señor Torra queriendo gobernar una comunidad con presuntos golpistas, fugados de la justicia, desafiando de nuevo al Estado de Derecho, exigiendo al poder ejecutivo la libertad de unos presos judiciales como si en un estado democrático, como el nuestro, se pudiera invadir el poder judicial, una patochada descomunal.
Otro hecho disparatado es el chalet de los señores podemitas que someten a sus inscritos e inscritas a votación su futuro político, como si no supiéramos todos de antemano el resultado de la consulta.
Patochada para justificar ante los suyos y ajenos, las mentiras y la desfachatez de quien ha arremetido constantemente y contundentemente contra la clase política y económica de este país.
Inoportuna la moción de censura del señor Sánchez, al día siguiente de haberse aprobado unos Presupuestos Generales del Estado que tanto necesita están nación. Aprovechando la sentencia del caso gürtel que aunque no condena en el ámbito penal al PP es utilizada por el PSOE para presentar una moción y desgastar a Rajoy y al PP a cualquier precio. Parece que en estos momentos todo vale sin tener en cuenta que es lo mejor para España.
Estas patochadas me hacen reflexionar y analizar qué clase de políticos tenemos, pues nos hablan a los ciudadanos como analfabetos funcionales con bajo perfil intelectual, sino cómo se explica que el señor Torra apele a vulnerar la división de poderes; el señor iglesias y su compañera nos hagan creer que hay que tener un chalet de 2.000 metros cuadrados cuando vas a tener unos hijos gemelos o el señor Sánchez presenta una moción teniendo a dos ex presidentes de una comunidad como Andalucía sentados en el banquillo y estando cercado por la financiación irregular en el PSOE de la Comunidad Valenciana.
Los ciudadanos no nos merecemos unos políticos que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino, sin darse cuenta que el electorado es capaz de discernir y de votar con más criterio y sentido común dejando de lado soflamas o patochadas que para nada nos favorece como nación.