Pedro Fresco asegura que en 2050 España será casi independiente de los países productores de combustibles fósiles
Castellón Información
“En los próximos años vamos a experimentar un renacer de la energía solar fotovoltaica de manera que, en el año 2050, ocupará un puesto dominante en España”. Con esta tesis, Pedro Fresco, experto de la Universidad Internacional de Valencia en el mercado eléctrico y gasista y autor del libro El futuro de la energía en 100 preguntas, esboza lo que en su opinión será el panorama energético español en 2050. Un escenario que según el experto se presenta “casi íntegramente renovable”.
Según el especialista, en España en 2050 la estrategia de descarbonización puesta en marcha por la Comisión Europea derivará en un sistema energético basado casi íntegramente en las fuentes renovables: “Dentro de 30 años nuestro sistema eléctrico estará dominado por las energías solar y eólica, que nos proveerán de una energía barata y nos harán independientes de los países productores de combustibles fósiles”. En este escenario, Pedro Fresco sitúa la energía solar fotovoltaica como tecnología dominante y, en menor porcentaje, señala además la energía termosolar de concentración.
El experto en energía esboza en España un escenario en el que la mayoría del sistema energético estará electrificado: “El hidrógeno o el biogás se usarán en aquellos terrenos donde la electricidad no pueda sustituir fácilmente a los combustibles (en algunas industrias, aviación, etc.), pero mayoritariamente se electrificará el sistema energético. Las calefacciones dejarán de ser de gasóleo, carbón o gas y serán eléctricas, con sistemas de geotermia o aerotermia, que serán suficientes con viviendas mucho más aisladas y térmicamente eficientes”.
Según el experto, en España el nuevo paradigma conllevará importantes cambios con respecto a lo que hoy conocemos. En concreto, en materia de almacenamiento de energía, Pedro Fresco señala que en 2050 España dispondrá de un sistema de almacenamiento que permitirá el acceso a la energía en cualquier momento del día. Asimismo, el experto señala que en 30 años dispondremos de nuevos sistemas de almacenamiento en forma de baterías, en distintas formas de energía potencial o en forma de hidrógeno que formarán parte del sistema eléctrico, bien a nivel de utility (en plantas generadoras o como instalación exclusiva para esta función) o bien a nivel particular.
Además, este cambio de modelo conllevará el intercambio de energía con países vecinos, lo que permitirá, tal y como subraya Pedro Fresco, maximizar la producción renovable: “Cuando en un país haya un exceso de generación renovable, además de almacenarlo para otros momentos también se exportará a países vecinos y viceversa. Probablemente en Europa todavía quede cierta capacidad nuclear en algún país (fundamentalmente en Francia), pero dudo que sea el caso de España”.
Nuevo papel del consumidor
Para el profesor colaborador del Máster Universitario en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia, el usuario jugará un papel fundamental en esta nueva perspectiva energética en el que asumirá el rol de “prosumidor” (o prosumer, en inglés), término con el que Pedro Fresco acuña las nuevas funciones del usuario energético: con capacidad para consumir y producir al mismo tiempo. Para Pedro Fresco, en apenas 30 años los sistemas de autoconsumo basados en la fotovoltaica y en energía minieólica serán habituales tanto en viviendas unifamiliares como en bloques de edificios. Asimismo, el experto señala que “lo que no se autoconsuma se verterá a la red o se almacenará en baterías en función del interés del productor”.
En este panorama futuro, Pedro Fresco destaca además el papel de los sistemas inteligentes: “podremos elegir en tiempo real cuándo vendemos y compramos a la red, y cuándo nos interesa almacenar en nuestras propias baterías”. Sobre esto último, señala el especialista en energía que las baterías serán o bien fijas o estarán instaladas en nuestros vehículos eléctricos.
Fuera del uso de la energía en las viviendas, el profesor colaborador del Máster Universitario en Energías Renovables sitúa el coche eléctrico como pieza clave del futuro en España: “Para 2050 la práctica totalidad de utilitarios o vehículos ligeros serán eléctricos o bien de pila de combustible (basados en hidrógeno). También lo será el transporte público, desde taxis hasta autobuses. Esto llevará a ciudades mucho más limpias y silenciosas, pero además permitirá a quienes tengan el punto de recarga de este vehículo conectado al sistema eléctrico de su hogar disponer de una batería móvil”. En este sentido, Fresco destaca que las baterías móviles permitirán a los usuarios desconectares de la red eléctrica y depender sólo de sus sistemas de autoconsumo. En aquellas circunstancias en que el sistema de autoconsumo no fuese suficiente para poder satisfacer todas las necesidades energéticas de la casa “siempre se podrá cargar el vehículo eléctrico en una electrolinera y traspasar esa electricidad a nuestra batería doméstica” afirma.
Efectos en el empleo
Junto a todos estos cambios, Pedro Fresco destaca además los importantes efectos que se vivirán en España derivados del cambio de modelo energético: “Las energías renovables son mucho más intensivas en mano de obra que las energías tradicionales, así que el número de empleos en el sector energético aumentará, sobre todo en las fases de mayor implantación de estas energías. El vehículo eléctrico también supondrá un cambio en los tipos de empleo: probablemente se perderán empleos a nivel de fabricación de vehículos, talleres mecánicos y estaciones de servicio, pero se crearán en energías renovables, implantación y mantenimiento del sistema de carga eléctrica, reciclaje de baterías, servicios de gestión de la compra y venta de electricidad a nivel usuario, etc.” En esta línea Pedro Fresco recuerda que el Gobierno ha anunciado la dotación de 235.000 millones de euros al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para la próxima década.