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El servicio de Restauración y Conservación de la Diputación de Castellón ha confirmado el enorme valor y trascendencia de las pinturas halladas en la ermita de San Antonio de Villahermosa del Río al ubicar su origen en el último tercio del siglo XV. Los técnicos provinciales se han trasladado al lugar para examinar las pinturas aparecidas en las labores que realiza el Servicio de Restauración en este templo.
Hasta allí también se ha desplazado el presidente de la Diputación, Javier Moliner, quien ha puesto en valor el “hallazgo por parte de las restauradoras provinciales de estas fabulosas pinturas, fruto del minucioso trabajo que están realizando en este lugar. Sin duda, hechos como éste ponen de manifiesto el trabajo fantástico que se está realizando en el área de restauración al servicio de los pueblos no sólo para mejorar el conocimiento de nuestros orígenes sino también para poner en valor los recursos patrimoniales históricos como nuevas oportunidades de desarrollo presente y futuro de nuestros pueblos”.
En ese sentido, Moliner ha explicado que “hallazgos como éste enriquecen los ya de por sí importantes atractivos que tiene un municipio como Villahermosa para seguir dinamizando su actividad durante todo el año”.
Demuestran la presencia de pintura mural gótica en la provincia
La ermita de San Antonio de Villahermosa es una ermita de origen medieval (finales siglo XIII), de cinco tramos más presbiterio,- este de cronología posterior (S. XVI) - y techumbre plana de madera en la nave y bóveda de crucería en el presbiterio. La portada de acceso de medio punto se sitúa en el lado de la epístola, protegida por pórtico lateral con vertiente hacia el pueblo
En dichas labores de restauración y bajo una capa de pintura azul bordeada de cenefas de finales del siglo XIX, han aparecido, sobre el muro del lado del evangelio, frontero a la puerta de acceso, unas pinturas altamente interesantes, que a la espera de detenidos análisis y estudios y a tenor de sus características estilísticas hay que situar en el último tercio del siglo XV principios del XVI.
Adscribibles al estilo imperante en el momento, aparece en el centro la figura de San Cristóbal, representado de acuerdo con la iconografía tradicional, con la envergadura y corpulencia de un gigante, con el niño al hombro, varal en la mano derecha y los pies sumergidos en el agua. A su izquierda el santo antipestífero San Sebastián, atado a un árbol y con infinidad de saetas en su cuerpo y a su derecha un santo difícil de identificar, a la espera de que las labores de limpieza actúen sobre dicha figura.
La importancia de las pinturas localizadas en Villahermosa del Río recae en ser escasos, muy escasos, los ejemplos que conservamos en nuestras tierras de ese tipo de manifestaciones, y viene a testimoniar la tradición de pintura mural que debió existir por nuestras comarcas, con tempranas manifestaciones desde el siglo XIII.
Lamentablemente el paso del tiempo, las transformaciones estilísticas, las nuevas modas del momento, los nuevos gustos y también la mano del hombre, ha hecho que sean mínimos los ejemplares que han pervivido.
Por ello las pinturas de Villahermosa, a la espera de más estudios, abren unas esperanzadoras líneas de investigación en el campo de la pintura mural gótica en las tierras castellonenses, desconocido e ignorado hasta el momento.
“El caso de las pinturas de San Antonio de Villahermosa es una muestra más de que a pesar de lo mucho que se conoce y se sabe de nuestro patrimonio histórico- artístico, aún pueden surgir y aparecer numerosas sorpresas”, ha concluido el presidente.