Todo… a su gusto. PSOE, Compromís y Podemos se han empeñado en hacer de Castellón una ciudad a su medida, que no es otra cosa que según su programa electoral. O mejor aún, su ideario político. Castellón ya no es de todos y para todos. Es como los partidos del Acord de Fadrell quieren que sea. Tabula rasa, todos iguales.
Lo estamos viendo en la denominación de la ciudad, en el ataque y próximo desmantelamiento de un símbolo universal como es la cruz cristiana del Ribalta, junto a su monumento a todas las víctimas de la violencia; en la elección de las reformas urbanísticas; en la imposición en el modelo de transporte a utilizar… nada escapa a las ansias del tripartito de elegir y decidir por los castellonenses. Hasta tal punto llega esta situación que, en plena crisis económica, con los precios de la luz, la gasolina y la cesta de la compra disparada, la única preocupación del gobierno municipal de Castellón es cambiarle el nombre a seis calles de la capital de la Plana.
Adiós a las calles Cronista Revest, Sánchez Gozalbo y Traver Tomás. Ahora, estos viales pasarán a denominarse Padre Ricardo, Germà Colón y Empar Navarro. Adiós a los ejes Herrero Tejedor, Carlos Fabra Andrés y Santos Vivanco. A partir de ahora se conocerán como Isabel Clara Simó i Monllor; Guillem Agulló i Salvador y Beatriz Guttmann Goldberger. No tengo nada en contra de ninguna de las personas que van a formar parte del callejero de Castellón, pero ninguna de las que salen deberían hacerlo. Son personalidades todas ellas que trabajaron por su ciudad y por el conjunto de los castellonenses. Que transformaron nuestra capital, que la modernizaron, que la dotaron de servicios, que la hicieron avanzar.
Lo más lamentable de todo es que esos cambios se producen sin consenso, sin consultar a la ciudadanía, sin permitir que opinen los castellonenses. Ni siquiera en el seno interno de los partidos de Fadrell. PSOE y Compromís hay acuerdo, puesto que este proceso ya ha sido aprovechado para exhibir en público por enésima vez su ‘desacord’. ¿Por qué dividir? ¿Por qué tanta obsesión en borrar de la historia el trabajo de unas personas que hicieron tanto por Castellón? Y lo peor de todo, ¿por qué tanta imposición? Salvo contadas excepciones, el grueso de los nombres que se propone se trata de personas con una marcada ideología próxima a los tres partidos de gobierno. Y hay algún caso, como el de Guillem Agulló, que nada tiene que ver con Castellón, más allá de la campaña de victimización sin freno que ha emprendido Compromís para ‘canonizar’ la memoria de un joven cuyo único mérito conocido fue morir en una pelea juvenil entre pandillas de ideologías enfrentadas.
No es este el Castellón que queremos. Desde el Partido Popular reiteramos, una vez más, nuestra opinión que todas las calles y plazas deben conservar los nombres actuales, ligados a personalidades que trabajaron y lucharon por hacer de la ciudad un lugar mejor. Para todos. Sin distinción, sin revanchismos, sin bandos. Sumando, creciendo. Un Castellón de todos y para todos. Que respete opiniones y permita vivir y sentir a sus vecinos en libertad.