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Dr. Gaspar Andrés Calvo
Médico especialista en Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. Máster en Gestión Sanitaria. Máster en Bioética y Derecho Sanitario. Director Médico del Instituto de Traumatología de Unión de Mutuas de Castellón. [/callout]
Los profesionales médicos, en el cumplimiento de nuestra labor profesional, sometemos nuestra actuación a unos principios éticos, cuya observancia se hace necesaria para un correcto y adecuado ejercicio de la medicina.
De una manera sencilla, podemos aceptar que la ética es la disciplina que se ocupa de la moral, de algo que compete a los actos humanos exclusivamente, y que los califica como buenos o malos, a condición de que ellos sean libres, voluntarios y conscientes. Asimismo, puede entenderse como el cumplimiento del deber, relacionarse con lo que uno debe o no debe hacer.
En 1980, a partir del Informe Belmont, quedaron claramente identificados los principios morales sobre los cuales sustentar la Ética Médica: autonomía, beneficencia – no maleficencia y justicia. El primero inherente al paciente, el segundo al médico y el tercero a la sociedad y el Estado.
Este informe fue elaborado por una Comisión Presidencial designada por el Congreso de los Estados Unidos para que continuara el trabajo que en 1978 había adelantado la Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos en la Investigación Biomédica. En ese Informe se dejó establecido que la autodeterminación (autonomía) y el bienestar (beneficencia) de la persona eran los principios éticos que debían regir la actuación del médico y de todos aquellos profesionales que se ocuparan de la atención y la investigación de los sujetos humanos.
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Para poder analizar los diferentes conflictos éticos y establecer el proceso de toma de decisiones, la bioética utiliza como herramientas los principios establecidos de:
-Autonomía
Los pacientes tienen derecho a decidir lo que ellos entienden por «sus intereses» y a participar en las decisiones que les atañen.
-Beneficencia
Defiende que los pacientes deben ser tratados con el objetivo de lograr su mejor interés.
-No maleficencia
Exige que las determinaciones diagnóstico-terapéuticas que se tomen con los pacientes respeten escrupulosamente el balance riesgo-beneficio y estén avaladas por la evidencia científica.
-Justicia
Gestión de los recursos en función de la eficiencia y la equidad. “La salud no tiene precio, pero tiene un coste”.
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Los principios morales sobre los cuales sustentar la Ética Médica: autonomía, beneficencia – no maleficencia y justicia.
El consentimiento informado tiene como objetivo proteger la autonomía del paciente
Si centramos nuestra atención en el principio de autonomía, este principio hace referencia al derecho moral que asiste al paciente para tomar sus propias determinaciones en relación con su vida, su salud y su felicidad. La autonomía, pues, sería la libertad que tiene una persona para establecer sus normas personales de conducta, es decir la facultad para gobernarse a sí misma, basada en su propio sistema de valores y principios. Sin duda, es un derecho que limita lo que debe y puede hacer el médico por su paciente.
Se ha tomado tan en serio el principio de autonomía del paciente que los médicos que actúan contra los deseos del paciente, aun para salvarles la vida, pueden llegar incluso a tener que enfrentarse a los tribunales disciplinarios y penales.
Si el paternalismo que caracterizó a la medicina hipocrática o romántica ha sido causa de algunos excesos por parte del médico, la autonomía que caracteriza a la medicina moderna también está siendo motivo de muchos excesos, venidos tanto del paciente como del médico.
Para hacer funcional esta relación entre médico y paciente, el "consentimiento informado" aporta un término nuevo que traduce un derecho del paciente dentro de la “nueva ética médica”. Su principal objetivo, y tal vez el único, es proteger la autonomía del paciente, de manera que, en determinadas ocasiones en las que el actuar profesional de los médicos está sometido a determinados riesgos para el paciente se solicita de éste que, tras informarle de los riesgos a los que se somete por una determinada actuación médica, consienta y acepte expresamente la misma.
En la medicina hospitalaria se entrelaza la ética médica y la ética de la gestión sanitaria
Respecto a los principios de beneficencia y no maleficencia, la máxima latina de origen desconocido primum non nocere (primero no hacer daño) siempre ha sido tenida como el fundamento de la moralidad en el ejercicio médico. El principio de beneficiencia-no maleficiencia-es para la medicina lo que el principio de libertad es para el periodismo: la norma ética fundamental.
En cuanto al principio de justicia, "Llamamos justo a lo que produce y protege la felicidad y sus elementos en la comunidad política".
John Rawls, autor de la Teoría de la justicia, le da la prioridad al concepto de equidad. Los derechos iguales para todos; pero a partir de tal reconocimiento tiende a procurarse una realización efectiva para quienes en una sociedad determinada se encuentran en desventaja: los pobres, los marginados, los excluidos.
El médico no sólo tiene compromiso con su paciente, sino también con toda la sociedad. Desde la perspectiva de la justicia distributiva se acepta que no sólo la sociedad tiene la obligación moral de proveer o facilitar un acceso igualitario a los servicios de salud, sino que además todo individuo tiene el derecho moral a acceder a ellos.
¿Hasta qué punto lo moral es legal, y lo legal es moral? Es una pregunta cuya respuesta no está exenta de controversia, pues en la medicina moderna tienen cabida una serie de conceptos y de técnicas como los trasplantes de órganos, la inseminación artificial, la fecundación in vitro, el control de la natalidad, el diagnóstico prenatal, el aborto, la psicocirugía, la ingeniería genética, el concepto de muerte cerebral o la prolongación artificial de la vida, que requieren ser conciliados con los principios éticos que buscan el bienestar del hombre y de su especie sin herir el respeto a que éstos son acreedores.
Por otra parte, cabe distinguir entre la ética médica y la ética de la gestión sanitaria. En la medicina hospitalaria se entrelazan las relaciones entre estos dos tipos de ética. Son las relaciones entre el hospital en cuanto institución y las personas. El hospital es el foro donde se da una apuesta decidida por la educación ética de los estudiantes y residentes que en él se forman.