Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
Esta semana, voy a tratar de centrarme en un tema altamente preocupante, que puede tener consecuencias lamentables en toda Europa y muy especialmente en los países del sur, que son los menos desarrollados y por lo tanto los mas sensibles a estos vaivenes socio-políticos y económicos.
El proceso de formación de la Unión Europea, se gestó a lo largo de una década entre los seis pioneros en ese proceso de integración (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) que en 1957 firmaron el Tratado de Roma e el que se constituye la Comunidad Económica Europea.
El proceso de ampliación se inicia en Enero de 1973, con la incorporación de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca y a partir de ahí durante las siguientes cinco décadas se completa la ampliación a los 28 miembros, que la forman actualmente, incrementándose paulatinamente los vínculos políticos, laborales y económicos entre todos los miembros, basados en la solidaridad internacional entre todos ellos y con un liderato incuestionable de Alemania y Francia que fueron siempre los principales contribuyentes para ir acercando paulatinamente el desarrollo económico de los países del Sur y Este de Europa, condicionados por su insuficiencia estructural y socio-económica, que poco a poco pero siempre de una manera positiva se acercó a los niveles de los países mas desarrollados, pero sin consolidarse totalmente sus procesos, hasta equipararse a los de las mayores potencias.
Es decir que la formación y consolidación de la Unión Europea tal como la conocemos hoy, se ha llevado a cabo en el curso de unos sesenta años, en base a la determinación Adenauer, Monnet, Churchill y De Gasperi como principales impulsores de las cuatro grandes potencias en 1957 y la firme voluntad de quienes les sucedieron en formar unos auténticos Estados Unidos de Europa, que en mi opinión empezaron a resquebrajarse en 2016 seriamente, con la consulta popular en Gran Bretaña, convocada por Cameron que desembocó en un Brexit, que conllevara la salida de los británicos de la Unión Europea en unos meses.
Antes se pudo evitar durante la crisis del 2008, la expulsión de economías en peligro, como las de Grecia, Portugal e Irlanda, que fueron rescatadas con mayores o menores dificultades e incluso España estuvo en peligro de correr la misma suerte, pero pudimos sortear con suerte y acierto nuestra crisis económica, evitando convertirnos en una economía rescatada de consecuencias impredecibles ahora.
Pero la situación que yo anticipo ahora, es mucho más delicada y no por motivaciones económicas, sino por los movimientos políticos pendulares que observo en la panorámica europea, en la que podemos observar como crecen espectacularmente partidos populistas de extrema izquierda en algunos países con economías mas frágiles e inestables y sus equivalentes de extrema derecha en aquellos mas desarrollados y que han aportado a la Unión Europea, mucho mas de lo que han recibido de ella, o al menos asi lo interpretan unos y otros según sus apreciaciones.
Tanto unos como otros, intentan conseguir sus objetivos haciendo llamamientos nacionalistas, anteponiendo sus intereses propios a los de la supranacionalidad europea, con lo que las tensiones internas en cada país, están más que garantizadas, naciendo unas fuerzas centrifugas dentro del europeismo globalizado, que mucho me temo nos van a llevar a la destrucción de lo que tanto nos ha costado de construir a lo largo de muchos años y podemos fulminarlo en muy poco tiempo.
Vemos como tanto en Alemania como en Francia últimamente, como en los países del Benelux, han perdido totalmente poder decisorio los grandes partidos social-demócratas o cristiano-demócratas o liberales, para dar paso a otros de fuerte matiz nacionalista, de extrema derecha reivindicando la prioridad de los intereses de sus nacionales frente a la presión migratoria o la solidaridad internacional.
En los países de la Europa del Este, durante tantos años dominados por el comunismo, por otras razones pero con las mismas raíces vemos como en Hungría y Polonia especialmente, también se sobreprotegen los intereses nacionales sobre todo, siguiendo el slogan de Trump “EEUU First”, para proteger sus fronteras de la llegada indiscriminada de griegos, turcos o ciudadanos llegados de los conflictos de Oriente Medio, en su ruta hacia la Europa mas rica y próspera.
En los países mediterráneos, de economías mucho mas débiles y frágiles, han sido hasta ahora los movimientos populistas de matiz neo comunista o anarquista como Txiriza (Grecia), Moviento cinco estrellas (Italia) o Podemos (España) los mas antieuropeístas tirando de la manta europea y queriendo destruirla en mil pedazos, como si la salvación de estas naciones estuviera en la salida de Europa.
Craso error, porque el futuro de todas ellas (y especialmente de las del sur de Europa) fuera de la Unión Europea, sería un regreso al pasado tan negativo como imprevisible.
Vemos como la Sra. Merkel (hasta ahora querida en Alemania y odiada en los paises del sur de Europa) pierde apoyos en Alemania y muchos mas que ella los pierde la Social-Democracia de Schulz que va a quedar como una fuerza residual, quizás desplazada por Los Verdes y Alternativa por Alemania a una triste cuarta posición, por lo que la actual Presidente del Gobierno Alemán, anunció ayer su renuncia a presentarse a la reelección tanto de su partido como de las listas de su partido.
En Francia, a Macron, una estrella emergente tan esperanzadora como breve, le ocurre exactamente lo mismo y el socialismo francés ya forma parte del pasado, porque ha perdido peso especifico totalmente y es algo residual en estos momentos, siendo desplazado por el Frente Nacional como Oposición al Gobierno.
Y aquí en España, tenemos también por vez primera, un partido de derechas que aparece con fuerza reivindicando la Unidad Nacional frente a los independentismos centrífugos que es VOX, asumiendo muchos de los principios que no supo defender Rajoy y un Partido Popular que quiso disputarle el Centro y el Centro Izquierda a un PSOE que corrió hacia la izquierda para asumir las tesis neocomunistas de IU, con lo que todo el poder de España, acabó centrado la parte izquierda de la balanza política, con la aparición de Podemos, que está arrastrando a Pedro Sánchez a ejecutar su programa político, alejándole de su base social-demócrata.
Ahora tenemos en la derecha y centro derecha, a VOX, al PP de Pablo Casado que intenta recuperar la identidad que tuvo con Aznar, matizándola, y Ciudadanos, que uno nunca sabes como va a reaccionar y en su corta vida ha sido siempre españolista (sin dejar de ser catalán) social-demócrata cuando así convenía, liberal y oportunista siempre, pero cuyo mayor pecado es que no sabe distinguir entre quienes van a ser siempre sus enemigos, y quienes pueden ser sus adversarios en períodos electorales, pero acabaran siendo sus socios después de las elecciones, si alguna vez quieren formar parte de los Gobiernos de España o de Cataluña.
Es decir que la izquierda y extrema izquierda pueden pactar con independentistas y ex terroristas, pero la derecha y el centro-derecha parecen empeñados, en autodestruirse entre ellos, para no gobernar.
Y en ese “maremagnum” Europeo y Español, entre europeístas y fuerzas centrífugas de la Unión Europea, veo un futuro muy poco esperanzador para todos, para europeos y españoles, porque presumo un final incierto de la Unión Europea y una España hecha en mil pedazos, por quienes no saben defenderla y quienes se empeñan en destruirla, absurdamente.