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Investigadores de la Universitat Jaume I trabajan en el desarrollo de una aplicación móvil para la evaluación de la competencia emocional de niños y niñas con autismo. El proyecto se ha puesto en marcha a través del programa Start UJI de Valorización de Resultados de Investigación de la Universidad con el objetivo de aportar a la sociedad y al mercado una aplicación móvil motivadora y sencilla de descargar y utilizar para profesionales del sector psico-educativo que trabajen con menores de 6 a 12 años con autismo, actualmente conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El diseño de la aplicación está basado en el análisis de estudios evolutivos previos sobre desarrollo de la competencia emocional en niños y niñas con desarrollo típico, así como las particularidades de este desarrollo en niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista, ámbito en el que trabajan en la actualidad los investigadores Edgar Bresó y Clara Andrés, del Departamento de Psicología Evolutiva, educativa, social y metodología de la UJI. El desarrollo de la aplicación, que permitirá medir la competencia emocional a través de juegos con diferentes niveles de dificultad, requiere de un desarrollo que incorpora técnicas y mecánicas de juego y que estará a cargo de Francisco Ramos, investigador del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos.
Los niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista demuestran serias dificultades en el área de competencia emocional, una dificultad que puede manifestarse en tareas tan sencillas como reconocer qué emociones se corresponden con las expresiones faciales de las personas (por ejemplo, saber cuándo una persona está contenta o enfadada en base a su expresión facial), como en situaciones más complejas, a la hora de reconocer las causas internas y externas de la aparición de una emoción (por ejemplo, saber que una persona puede estar contenta o enfada por distintos motivos a los propios). “En la vida cotidiana, estas dificultades impiden a estos niños desarrollar relaciones sociales recíprocas de calidad con sus amigos o compañeros de clase durante los cursos de Infantil y Primaria, y la situación se agrava durante la etapa de Secundaria si no se pone solución mediante la intervención necesaria”, explican Edgar Bresó y Clara Andrés.
Actualmente, distintos estudios han demostrado que es posible mejorar la competencia emocional de los niños y niñas con este tipo de trastorno. No obstante, añade Bresó, “la mayoría de estos estudios se ha centrado en evaluar e intervenir sobre aspectos parciales de la competencia emocional. Por tanto, su difusión en la comunidad científica y a los profesionales de la educación se ha visto obstaculizada y actualmente aún se demanda una herramienta eficaz y de bajo coste para evaluar e intervenir sobre esta importante área”.
Por otra parte, el avance tecnológico de la sociedad ha propiciado la generación de distintas herramientas desde el ámbito de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para compensar las dificultades de los niños con Trastorno del Espectro Autista, puesto que se adaptan mejor a su manera de procesar la información. Además, el equipamiento en TIC de los centros escolares, como pizarras digitales, se ha incrementado exponencialmente como indicador de calidad y mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, según explica Francisco Ramos, “los materiales de evaluación existentes no abarcan la evaluación de la competencia emocional de manera comprehensiva y el software que se emplea resulta en ocasiones complejo de manejar e instalar”.
La necesidad de diseñar con una base científica una herramienta rápida y económica que pueda usarse en los centros por parte de los profesionales para evaluar eficazmente la competencia emocional de los alumnos con Trastorno del Espectro Autista, así como con otros trastornos que también compartan esta dificultad, surge de las distintas reuniones y encuentros mantenidos por los investigadores del proyecto con sectores implicados en la educación de estos niños y niñas con las cuales la investigadora Clara Andrés ha trabajado en ocasiones anteriores, como por ejemplo la Asociación ASPCAS – Asperger Castellón – y con el EOPAE - Equipo de Orientación Psicopedagógica de Apoyo Especializado de Castellón para los alumnos con Trastornos Generalizados del Desarrollo.
La aplicación se diseñará inicialmente en castellano, valenciano e inglés, pudiendo ser traducida en un futuro a otros idiomas. El proyecto prevé además que la aplicación, que estará desarrollada en 2016, sea compartida con los distintos sectores interesados a nivel nacional e internacional (centros educativos, servicios psicopedagógicos escolares, asociaciones de padres, etc.).