Hoy en día hay una gran cantidad de personas que se ven afectadas por molestias o dolores en la zona de la mandíbula. Sin embargo, un elevado porcentaje no acude a un especialista cuando esto sucede o bien tarda demasiado tiempo en hacerlo, cuando la incomodidad es ya muy notable. Se debe habitualmente a una cuestión de desconocimiento que lleva a minimizar el problema.
Lo usual es que se trate de los conocidos como trastornos ATM y van a tener un mejor pronóstico cuando se evalúan por parte de un experto desde su aparición. En este artículo te explicaremos qué son, cómo identificarlos y cuáles son sus tratamientos para que puedas detectarlos a tiempo. Para ello, contamos con la asesoría de especialistas en odontología que nos aclaran los conceptos más importantes.
¿Qué es un trastorno ATM?
El trastorno ATM se refiere a una dolencia en la articulación temporomandibular. Es la que conecta la mandíbula con el cráneo y actúa a modo de bisagra capaz de abrir y cerrar para que podamos realizar funciones básicas como comer o hablar. Se conocen hasta 30 afecciones actualmente que pueden causar molestias en los músculos y en la propia mandíbula.
Según los expertos de la clínica dental Aviñó Mira de Valencia, podemos detectar la presencia de un trastorno ATM por sus síntomas más comunes, que son los siguientes:
- Disfunción en la mandíbula y chasquidos al realizar movimientos.
- Dolor en la zona afectada.
- Dolor de cabeza.
- Molestias en cuello y espalda.
- Dolor en diferentes zonas de la boca como las encías o el paladar.
- Rigidez en la zona mandibular.
- Limitaciones en el movimiento de la ATM.
- Zumbido en los oídos o mareos.
Cuando los síntomas no se tratan desde sus inicios y siguiendo las pautas de un especialista, la situación puede llevar a una luxación y convertirse en una urgencia médica que causa un dolor mucho más marcado.
¿Cuáles son las causas de los trastornos ATM?
Los trastornos en la ATM suelen aparecer en la edad adulta, en personas de ambos sexos entre los 20 y los 40 años. En casos muy excepcionales pueden tener lugar en la infancia, causados por anomalías o por un golpe ocasionado en la zona de la mandíbula.
Si bien es cierto que los expertos no encuentran una causa concreta para la aparición de estas afecciones, lo cierto es que se asocian a una combinación de factores que las termina produciendo a lo largo del tiempo. Los principales factores son los siguientes:
- Una alineación en las piezas dentales que no es correcta.
- Problemas en el desarrollo de la mandíbula o de los dientes.
- Factores como psicológicos como el estrés que causan bruxismo (apretar los dientes de forma involuntaria, comúnmente al dormir).
- Ciertas enfermedades metabólicas.
- Pérdidas de varias piezas dentales o traumatismos en la zona afectada.
- Problemas en el desarrollo de los músculos de la ATM.
- Patologías que afectan a los ligamentos y que generan un movimiento excesivo en la mandíbula.
Diagnóstico del trastorno ATM
Realizar un diagnóstico preciso puede ser verdaderamente complicado en los trastornos ATM, precisamente por la existencia de diversos factores causantes y la variedad de síntomas que puede tener cada paciente. En un principio, el especialista va a tomar en cuenta los síntomas que se presentan y los antecedentes médicos, por ejemplo, los problemas en el desarrollo de la dentadura o los traumatismos que pudieron afectar a la mandíbula.
También se ejecutará un examen del rostro, el cuello, la cabeza, la mandíbula, sus movimientos y los chasquidos si los hay. Para completar la información, es habitual que se soliciten pruebas visuales como una radiografía o una resonancia magnética. Esto ayudará a ver con claridad si existe alguna disfunción o anomalía.
Los tratamientos actuales para los trastornos de ATM
Según el tipo de trastorno ATM que se padezca o la evolución del problema se pueden realizar tratamientos con medicamentos, sin ellos y, en casos particularmente graves, con cirugía. Son los que te mostramos a continuación.
Tratamientos de ATM con medicamentos
- Analgésicos. Lo usual es que los pacientes empiecen tomando analgésicos de venta libre ante la aparición del dolor. Cuando estos no son suficiente, el especialista puede recetar calmantes más fuertes.
- Antidepresivos. Los antidepresivos se recetan a pacientes con depresión u otros problemas psicológicos que producen bruxismo. Esto puede ayudar a minimizar el problema y a dormir con más facilidad.
- Relajantes. Las personas con estrés o cuyo dolor está focalizado en la zona muscular van a recibir relajantes como tratamiento inicial, con ellos se evitan los espasmos musculares, la tensión, y se favorece el sueño.
Tratamientos de ATM sin medicamentos
- Férula de descarga. Los pacientes con bruxismo pueden ver una gran mejora integrando en su rutina una férula de descarga a medida que se pondrá por la noche y retirará la presión que se ejerce entre la mandíbula superior e inferior.
- Fisioterapia. La fisioterapia maxilofacial especializada puede mejorar considerablemente las dolencias en la ATM, esta trata los músculos y ligamentos, retira las contracturas y mejora la función de la mandíbula.
- Terapia psicológica. Tratar los trastornos ansioso depresivos disminuye los activadores de las afecciones ATM y ayuda a prevenir problemas en el futuro relacionados con esta articulación.
Tratamientos de ATM con cirugía o medicina avanzada
- Inyecciones analgésicas. En ocasiones se emplean inyecciones con corticoides para mejorar la inflamación que surge que la ATM, se trata de un tratamiento común también en las artritis.
- Irrigación. Se añade líquido a la articulación con el uso de una aguja muy fina para desinflamar la ATM y también para retirar posibles desechos.
- Cirugía temporomandibular. Una intervención médica que consiste en la integración de una cánula en el interior del espacio articular. Se emplea cuando las molestias son muy marcadas y no suele tener complicaciones, pues es un procedimiento bastante sencillo de realizar.
- Cirugía de articulación abierta. Este tipo de intervención solo se suele aconsejar cuando el resto de los tratamientos no ofrece soluciones contundentes. En este caso se reemplaza la articulación para mejorar la calidad de vida de la persona afectada y evitar que sufra un dolor constante e incapacitante. Los riesgos y el coste son mucho más elevados en este tipo de casos.