Entiende que los campanarios de la ciudad realizan competencia desleal a los comercios, porque sobrepasan los decibelios
El pleno del jueves podría recobrar la participación ciudadana, al final de la sesión, si la Junta de Portavoces no decide lo contrario. La cosa tiene su miga. Un ciudadano ha reclamado formalmente su intervención para solicitar que no toquen las campanas de Castellón, “porque molestan”, y apunta aquello de que, además, suponen una competencia desleal para los comercios porque superan los decibelios permitidos… ¿Una broma de mal gusto o una llamada de atención?
Esperanza Molina / Castellón Información
El pleno del Ayuntamiento de Castellón podría recuperar el próximo jueves el coloquialmente denominado ‘escaño 28’. Es decir, la fórmula de participación ciudadana que permitiría a un vecino de la ciudad poder expresar al final de la sesión una queja o una petición, dirigida a aun concejal o al grueso de la Corporación o equipo de Gobierno. Que participe o no, la cosa no acaba de estar clara, y, por lo pronto, habrá de dirimirlo la Junta de Portavoces del lunes.
Porque… ¿Cuál es la petición de ese vecino de Castellón?
Prohibir las campanadas de las iglesias
Pues, concretamente, quiere intervenir para exponer que: “Las campanadas de las iglesias suponen un gran problema para el descanso de los vecinos. No aportan nada, dado que todo el mundo tiene acceso a saber la hora por otros medios y es un agravio comparativo con el resto de los vecinos y locales comerciales que no pueden exceder los 35 decibelios, cuando las campanas los exceden ampliamente”.
Así es que, ni corto ni perezoso solicita formalmente:
“Que se consulte la posibilidad de prohibir las campanadas de las iglesias por considerarse en muchos otros municipios y países europeos como anacrónicas, innecesarias y una gran molestia para los vecinos, especialmente para aquellos que trabajan en turnos nocturnos o viven cerca de las iglesias.”
Y ahora viene la pregunta: ¿Esto es una broma?
Es cierto que, los campanarios de los municipios tenían una importancia vital en la comunicación para con los ciudadanos: anunciaban el fallecimiento de algún vecino cuando ‘tocaban a muerto’; servían para marcar las horas; pero también se utilizaban para comunicar a los ciudadanos otras muchas historias. Las campanas se utilizaron para alertar de catástrofes, convocar los rezos, anunciar la fiesta mayor de la Magdalena; e incluso, eran las encargadas de convocar al cuerpo de bomberos para apagar un incendio en según qué parte de la ciudad, en función con el número de campanadas.
Los campanarios no tienen el significado que tuvieron durante siglos, eso es cierto. Pero de ahí a ‘callar su voz’, va un trecho grande y profundo, acabar con las campanas sería como estrangular la voz de las ciudades y los municipios.
También es cierto, que la petición no se refiere, en general, a los campanarios, sino solo a las campanadas de las iglesias... Es decir, esto no va por lo civil sino por lo religioso
Vista, así de pronto, la petición, muy seria no suena. ¿Sería lo mismo Castellón sin la voz de sus campanarios?
La solicitud no se dirige a nadie en concreto. Y según los técnicos municipales cumple los requisitos para que el vecino pueda participar en el pleno y ser oído por la corporación.
A partir de ahí, que cada cual saque sus conclusiones. ¿No será una forma de llamar la atención o buscar publicidad?
La última palabra en lo que concierne a si este vecino podrá intervenir o no en el pleno la tendrá la Junta de Portavoces del lunes.