La capacidad para enfrentarnos a los problemas con el reto de poder superarlos es un valor intrínseco al ser humano. Lo hemos demostrado en plena pandemia, plantando cara a una adversidad que nos ha obligado a despedirnos de muchos seres queridos. Nuestros sanitarios han sido un ejemplo a los que hoy seguimos aplaudiendo aunque sea en silencio.
Ellos son modelo de todo lo bueno. Del altruismo, de la generosidad, del espíritu solidario y de la entrega sin límites. La capacidad que todos activamos cuando el viento no sopla de cola y que nos empuja a seguir buscando la felicidad frente al infortunio.
Es momento de apelar a la resiliencia. De reconocer que tras la desesperación siempre se esconde una esperanza y es a ella a la que nos aferramos con el deseo de superar la adversidad. Como lo hacen nuestros comercios, autónomos y empresas familiares que trataron de resistir la pandemia y ahora tratan de superar la inflación, el incremento de la energía, la subida de la cesta de la compra y el coste disparado de los carburantes.
Lo conseguiremos vecinos, claro que sí. Porque está en nosotros mismos la capacidad de cambiar a mejor defendiendo otras formas de gestión que nos lleven hacia las oportunidades que nuestro pueblo nunca debería haber perdido. Escuchar es un valor que hemos de volver a recuperar y trabajar con la atención en nuestros vecinos un objetivo que en el PP tenemos claro que se ha de alcanzar.
Por eso merece la pena mirar al futuro con esperanza de saber que el éxito nos espera. De estar convencidos de que frente a políticas inquisitoriales y políticos que no son de fiar, hay equipos que trabajan con el deseo de servir y el reto de sumar.
Merece la pena luchar por ello, porque todo lo bueno nos espera en 2023.