Vicente Budí. Instituto de Desarrollo Local Cátedra AVANT GVA-UJI
La brutal crisis sanitaria de la COVID-19 tiene su principal consecuencia en la salud y en la pérdida de seres queridos. A estos efectos catastróficos se une el temor por las implicaciones sobre la economía y sobre el conjunto de nuestras relaciones sociales. El virus se desenvuelve en el territorio, nos contagia desde la cercanía y extiende sus efectos por todo el planeta. Ahora bien, ni la propagación, ni su incidencia, ni el proceso de desescalada, ni sus efectos socioeconómicos van a ser iguales en todos los espacios.
La situación de despoblación en la que se encuentra una parte importante del interior de la provincia de Castelló, con un número de habitantes por kilómetro cuadrado menor, ha permitido que muchos de estos municipios hayan pasado a considerarse espacios seguros y puntos de refugio frente al virus. La tasa de contagios, y de ahí sus efectos en la salud y la actividad cotidiana, son mayores en áreas densamente pobladas y con mayor dinamismo social y económico. Consecuentemente, son las comarcas de interior, las menos pobladas, las que se muestran ahora como una alternativa temporal donde establecer la residencia y, en la medida de lo posible, nuestro trabajo y el conjunto de nuestra vida en sociedad. De hecho, y así lo hemos podido comprobar en medios de comunicación, se han producido desplazamientos a segundas residencias buscando seguridad y un mayor espacio vital. Estos movimientos han puesto en evidencia un hecho destacable, como es la posibilidad real de mantener la actividad laboral desde la distancia.
El pueblo se nos presenta como territorio seguro desde el que hacer frente a la crisis sanitaria y económica. Más aún, los escenarios postconfinamientoapuntan hacia una movilidad laboral y socioeconómica reducida para los próximos meses, con distancia social de por medio, pero también con límites a nuestros desplazamientos. Es en este contexto de menos movilidad donde adquiere más importancia la idea de lo local, la proximidad como contexto socioeconómico y estrategia de desarrollo. Es el momento de reforzar el sentimiento de pertenencia al territorio incorporando una nueva visión del ámbito laboral.
Los sistemas locales de trabajo(SLT) se definen a partir de la estructura productiva del territorio y el radio de desplazamiento de los trabajadores. En el caso de la provincia de Castellón encontramos unos diez SLT del total de los aproximadamente cuarenta identificados en la Comunitat Valenciana, con una tendencia hasta el momento de reducción en el número de SLT por la ampliación en la distancia de desplazamiento laboral y la mayor homogeneidad de los sistemas productivos locales. Ahora bien, el nuevo contexto de proximidad impuesto por el coronavirus, que aconseja reducir nuestra movilidad territorial, plantea un nuevo escenario donde los desplazamientos diarios por motivos laborales se reducen, e incluso es posible pensar en un cambio de tendencia y dirección a favor de los municipios de interior. Si hasta ahora la decisión de donde residir se supeditaba, mayoritariamente, al lugar de trabajo (People follow Jobs); el nuevo contexto postpandemia nos ofrece la alternativa de localizar el trabajo en el lugar de residencia elegido (Jobs follow People), priorizando las cualidades del entorno residencial por encima de aspectos laborales.
Se abre una ventana de oportunidad en el interior provincial que requiere de acciones inmediatas de apoyo al ámbito local. Desde el campo del desarrollo local, entendemos que es el momento de apostar por una estrategia de desarrollo territorial que resuelva viejas reivindicaciones de servicios y medios,y que facilite e iguale las oportunidades de vida y desarrollo de nuestras comarcas de interior. En el plano laboral, urgen las infraestructuras quecompleten la cobertura de redes de datos mediante fibra y telefonía 4G en la totalidad de la provincia, como elemento imprescindible para el teletrabajo. Este último permite romper con la primacía del lugar de trabajo e invertir la tendencia actual, priorizando las personas en un modelo de comportamiento Jobs follow People.
Se trata de un cambio de tendencia con el objetivo de ampliar la oferta de empleos accesibles desde el interior como primer paso hacia una dinámica económica y social más densa que suponga un apoyo para la continuidad de las actividades existentes, a su actualización con nuevas inversiones y, por supuesto, a la llegada de nuevas apuestas por el territorio.
Los problemas de disponibilidad de servicios básicos, tanto los que hacen referencia a la educación o la sanidad, como los comerciales como son la panadería, la tienda o el bar, o los que miran hacia la oferta de vivienda, tienen todos en común la falta de población en el espacio local, e incluso en el territorio comarcal. Mejorar las oportunidades laborales son parte de una estrategia global favorable a la llegada de nuevos residentes, con actuaciones que en unos casos se limitarán al municipio pero que deben extenderse hacia la comarca, mancomunidad, consorcio o pacto por el empleo como espacios de referencia.
El pueblo significa producto de proximidad, recursos locales y posibilidades de crear nuevos puestos de trabajo. Para ello será necesaria la ayuda desde la administración, lo que incluye apoyos financieros y, por supuesto, la dotación de servicios públicos; pero al mismo nivel de importancia, instrumentos para la formación específica de trabajadores con cursos adaptados a las nuevas oportunidades que ofrece el interior de nuestra provincia y que incluyen el turismo, la producción de alimentos de calidad, la explotación de recursos forestales o las energías renovables, entre otras alternativas. La oportunidad pasa por el empleo cualificado, por la formación técnica como base imprescindible para un nuevo modelo productivo con el atractivo necesario para nuevas oportunidades de trabajo, que se transformen en nuevas familias residentes y en el inicio de la recuperación del rural interior.
