Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.
En el transcurso de la última semana, he detectado en algunas actitudes del Gobierno, a través de declaraciones de sus Ministros, cierto desplazamiento en los planteamientos del rojo del tradicional capullo socialista al amarillo de color de moda imperante entre los apoyos a su Gobierno, el del lazo independentista.
Desde Borrell a la Meritxell Batet (infiltrados catalanistas en el Gobierno) hasta la Delegada del Gobierno en Cataluña y la misma Vicepresidenta del Gobierno, han empezado a cuestionar la Independencia del Poder Judicial tratando de condicionarla con consideraciones tan absurdas como estúpidas.
Cuando argumentan que si se alarga la instrucción de la causa contra los acusados de rebelión o sedición, se debería considerar la posibilidad de anular su prisión provisional, demuestran desconocer las Leyes vigentes, que en casos como el que nos ocupa (por las complicaciones creadas por los prófugos de la Justicia Española) autoriza a disponer de dos años al Poder Judicial para retener a los encausados pendientes de Juicio.
Cuando alguno de ellos alude al indulto, parece desconocer que sólo se puede indultar a los delincuentes después de condenados y no antes.
No es que sean ignorantes, porque algunos de ellos son o han sido “brillantes” en el ejercicio de su función política, pero ahora “están a lo que están”, es decir a ejercer de correas de transmisión de los deseos del Presidente del Gobierno, que pretende que se quemen ellos a quemarse él mismo en ese ejercicio de equilibrios inestables entre el cumplimiento de la Ley o el recibir el apoyo para unos nuevos Presupuestos del Estado de quienes pretenden romper en mil pedazos la Constitución Española y la Unidad de España.
Pedro Sánchez aún no sabe que no se puede soplar y sorber a la vez.
O soplas o sorbes, o respetas las Leyes vigentes o las vulneras para servir a los independentistas en sus despropósitos utópicos.
Este paradigma del absurdo y lo irracional, ni sabe ni quiere aprender.
Sólo pretende imponer su santa voluntad al servicio de sus intereses y poco a poco acabará con el prestigio y el respeto que tuvo antaño en PSOE y que entre Zapatero y él, se han encargado de dejarlo reducido a cenizas.
Curiosamente los colores de estos dos bandos de “analfaburros congénitos” son los que forman la bandera de España, el rojo del capullo que difama y desacredita Pedro Sánchez y el amarillo del lazo de los ladrones independentistas catalanes.
Aunque de estos los hay de dos colores:
El amarillo de ladrones y cobardes procedente de la extinta CiU, y ahora prófugos de la Justicia española en el exilio.
Y los idealistas de ERC, que afrontaron con cierta decencia y dignidad la defensa de sus ideales y están todos en la cárcel por seguirles el juego a los indecentes compañeros de aventura.
Sus motivaciones como las consecuencias son muy diferentes y si ahora los de ERC no disfrutan de una situación penitenciaria más benévola, se lo tienen que “agradecer” a sus cobardes compañeros de aventura ya que la Poder Judicial teme que puedan escapar como lo hicieron los otros.
La jugada de Àpunt
Y como también va de la utilización del amarillo del Villarreal CF por parte de Àpunt, la nueva televisión valenciana a la que yo llamo Telecompromís, voy a expresarles mi punto de vista (piensa mal y acertaras siempre, con los manipuladores) de las 18.000 banderas amarillas con el logo de Apunt que se repartieron ayer en el Estadio de la Cerámica.
En principio parece irracional que un ente público que en su primer año de ejercicio ingresa 8.000 euros aproximadamente y gasta más de 600.000 generando un déficit enorme, malgaste dinero de todos los valencianos en banderitas de plástico amarillas.
Jugaban dos equipos valencianos, el Villareal y el Valencia.
Como aficionado del Villarreal todo puede parecer muy normal, porque se ondeaba la bandera amarilla, pero como me dijeron algunos amigos aficionados del Valencia, el blanco no apareció por ningún lugar.
Para mi Àpunt (filial profesional de TV3 en su dirección) promocionó el amarillo del independentismo catalán de una manera subliminal y a conciencia, en un evento deportivo de repercusión internacional.
Pero como me tildan de ser muy mal pensado, todo se aclarara si en el partido de vuelta, el canal televisivo valenciano, llena los asientos del Estadio del Valencia de banderitas blanquinegras que son ahora los colores del Valencia CF.
Apostaría lo que quieran a que no caerá esa breva.
Para entonces ustedes y yo habremos olvidado el tema y tanto Ximo Puig como Mónica Oltra estarán inmersos en el proceso electoral, echándose los trastos a la cabeza y tratando de exprimir los programas de Telecompromís y los nacionales de Telepodemos que para eso están ocupando los Gobiernos Autonómico y Nacional y no les van a faltar acólitos dispuestos a llenarles de incienso, para seguir chupando del bote.
De no ser así y si Àpunt llena el estadio del Valencia de banderitas blanquinegras, entonaré un sentido “mea culpa” y reconoceré que he pecado de “mal pensado”, pero es que tanto con los socialistas de nuevo cuño, como con los de Podemos y Compromís (que son “los mismos perros” pero con diferentes collares) ¡Siempre que he pensado mal, lo he acertado!
Hasta la semana que viene, si Dios quiere.