La comitiva entró en Santa María, no hubo ‘volteta’ a la plaza Mayor y miles de personas desfilaron camino del Ermitorio de la Magdalena
La salida oficial de la Romería de les Canyes fue una de las más multitudinarias de los últimos años, con 15.000 'romeros' según datos de la Policía Local, con una plaza Mayor llena de cañas verdes, y toques electorales en el Ayuntamiento, donde hubo ministro, conselleres y políticos de casi todos los partidos junto a la Corporación y los invitados. La gran mayoría de ellos entraron con los festeros en Santa María, no hubo ‘volteta’ a ala fuente, y las gaiatas se unieron al clero en la versión más oficial del evento. Natalia Palacio y Natalia Collazos, aplaudidas por el público.
Esperanza Molina/ Castellón Información
Al cabo de cuatro años, la salida de la Romeria de les Canyes ‘fue normal’. Es decir, se siguieron las normas de la Consueta, los políticos (en su gran mayoría), entraron a Santa María, la plaza se llenó de gente a rebosar, y en la antesala de las elecciones, no faltaron representantes de los principales partidos políticos junto a festeros, reinas y Corporación Municipal.
Colas enormes para recoger la caña verde en el Mercado Central de Castellón, algunas de las cuales llegaban a dar la vuelta a la plaza. Y muchas cañas en el suelo, después de que algunos hubieran desatado la cinta verde tradicional.
En la plaza mayor, frente al edificio municipal, la Colla de Dolçainers entonaban melodías tradicionales de la ciudad.
En torno a las ocho de la mañana, mientras Santa María celebraba la ‘misa de romeros’, en el Ayuntamiento se daban cita periodistas y políticos junto a la Corporación.
Mientras se desarrollaba la ceremonia religiosa en la Concatedral, se daban cita los festeros, gaiatas, Junta de Fiestas. Había expectación porque el sábado por la noche comenzó a correr el rumor de que este año ‘habría ministro’. Y efectivamente, José Luis Ábalos llegaba al Ayuntamiento, donde era recibido por la alcaldesa de Castellón. La alcaldesa le impuso al cuello el pañuelo verde de la Magdalena. Después llegaban el conseller de Cultura, y tras ellos el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, al que acompañaban otros miembros del Consell.
Comenzó el difícil trabajo de moverse en una antesala, la del Ayuntamiento, donde el espacio se quedaba pequeño para coger declaraciones y realizar fotografías. Para posar en grupos ante las cámaras, o para recoger las imágenes de Almaro Marco poniendo a Puig el pañuelo verde de la Magdalena. Como todos los años, estaban también el ex presidente de la Generalitat, Alberto Fabra y el presidente de la Diputación, con sus compañeros del Partido Popular.
En la plaza, la gente seguía llegando y ocupando todos los rincones.
La alcaldesa, amparo Marco dio la bienvenida a la Romeria de Les Canyes:
Tras ellas, Ximo Puig ensalzaba las señas de identidad de las Fiestas de la Magdalena de Castellón en su 75 aniversario:
Y finalmente, el ministro Ábalos hacía lo propio tras reconocer que es la primera vez que participaba en este eveto, que le gustaría volver a repetir.
Se abrió la puerta de la Concatedral, la misa de Romeros había tocado a su fin. Tocaba comenzar la Romería.
Sin problemas, sin contratiempos, se siguieron las pautas de toda la vida. Es decir, la comitiva se puso en marcha y entró en la concatedral de Santa María. Entraron los que quisieron y los que no, aguardaron formados en la comitiva. No hubo vallas, ni volteta a la plaza, ni malestar innecesario. Festeros, Gaiatas, Junta de Fiestas, Reinas de las Fiestas, y tras ellas las autoridades y los invitados. Marco entró en Santa María, con Ximo Puig y José Luis Ábalos.
“Como se nota que son elecciones” comentaban con ironía algunos ciudadanos desde el público. Pero la situación fue de completa normalidad, tanto, que se convertía en noticia.
Tras los rezos en el interior de la iglesia, se preparaba la salida. La gente se agrupaba fuera de la Iglesia para ver salir la Comitiva salieron los representantes del Clero, los cantores de los gozos, tras ellos arrancaron las Gaiatas, las Belleas del Foc de Alicante, que cada año participan en la romería de Castellón, la Juta de Fiestas, las damas de la ciudad y sus dos reinas, Natalia Palacio y Natalia Collazos.
Tras ellas, las autoridades e invitados.
La presidenta del Partido Popular de la Comunitat Valenciana y candidata a la Generaliat, Isabel Bonig, ha participado también, donde ha estado acompañada, entre otros, por el cabeza de lista por Castellón a les Corts Valencianes, Miguel Barrachina, los cabezas de lista al Congreso y Senado por esa provincia, Óscar Clavell y Salomé Pradas, el presidente de la Diputación, Javier Moliner, la candidata a la alcaldía de Castelló, Begoña Carrasco, y el expresident de la Generalitat Alberto Fabra.
De esta forma, la Comitiva con el clero y la colla de Dolçainers y Tabaleters al frente, recorrió las calles de Castellón. Cerraba el desfile la Banda Municipal que, una vez más, se quedaba descolgada por la gran cantidad de gente que se sumaba al río de gente que arrancaba camino del Ermitorio de la Magdalena.
En el primer Moli, mientras se volvía recomponer la comitiva, Wamba volvía a su puesto para tener bajo el ojo de su cámara a todo Castellón retratado para la posteridad.
Allí volvieron a formarse los grupos, se cambiaron zapatos por zapatillas, el capellá cambió su capa, y los grupos políticos se reunieron para iniciar la romería por los caminos.
Anécdotas interesantes fueron las conversaciones entre la consellera de Sanidad y el presidente de la Diputación Provincial; los comentarios entre Alberto Fabra y Javier Moliner; las dificultades de Marco para poder mantener a su hija de la mano sin perder su condición de primera autoridad municipal; las miradas que cambiaron la alcaldesa y el Presidente Puig, Puig con el ministro, Amparo Marco con José Luís Ábalos; e incluso, los ojos inquisitivos y, con perdón’, con la agudeza de un halcón, con los que José Luis Ábalos lo escrutaba todo.
Poco a poco arrancaba la Romería en el Primer Molí, esta vez ya a través de las últimas zonas urbanizadas para acceder, por los caminos de la huerta hasta San Roc, para ‘matar el cuc’, y después hasta el Ermitorio de la Magdalena.
