Lamentablemente, este principio o “ley no publicada” se pone en evidencia en nuestra sociedad actual cada día.
Como viene siendo habitual desde que tenemos a los social-comunistas en el Gobierno, cada vez que se les presentan problemas que no saben cómo abordar ni solucionar, sacan a la calle a su izquierda más gritona y populista, para intentar ganar en la calle e irracionalmente lo que no pueden ganar con argumentos o buen gobierno.
Ahora le toca sufrir sus improperios a uno de los mejores empresarios españoles, que proporciona trabajo a más de cien mil españoles, en condiciones muy dignas y bien retribuidas.
Conozco a hombres y mujeres de la más variada condición social, que o trabajan o han trabajado en Mercadona u otras empresas de su grupo y salvo muy especiales excepciones nunca escuché quejas razonables y razonadas sobre el equilibrio trabajo-salario.
Algunos se quejaban de las exigencias del trabajo, pero muy pocas de la correlación entre este y su remuneración.
Claro que la izquierda española, como la cubana castrista o la venezolana chavista y madurista, pretenden repartir migajas gratis a la mayor cantidad de gente posible, para conseguir un voto cautivo muy abundante a cambio de vivir sin dar un palo al agua.
Por eso he sido, soy y seré siempre un convencido de que no hay mejor servicio a la sociedad, que crear puestos de trabajo arriesgando capital y patrimonio propio como lo están haciendo los dos hermanos Roig (Juan y Fernando), que derrochar o malversar dinero público de todos los españoles, financiando esas asociaciones o “chiringuitos” que suelen utilizar los social-comunistas, para derivar cientos e incluso miles de millones, que luego o bien se evaporan sin justificaciones convincentes o aparecen justificados en francachelas, ERES ilegales o incluso en “colchones rellenos de billetes, suficientes para asar un cerdo” como explicó sin ruborizarse uno de los principales sindicalistas andaluces de los cuarenta años de monopolio socialista en Andalucía.
Precisamente por eso, yo me incluyo en el grupo de los españoles que nunca buscaron prebendas para situarse en la vida laboral.
Soy uno más de los que siempre se ganaron la vida y el bienestar familiar con su esfuerzo personal.
Y no puedo evitar sentir una repugnancia innata, por todos los que viven del cuento en la opulencia, mientras reparten miseria entre aquellos a quienes dicen servir.
No les crean.
Son ellos los que se sirven de la pobreza y miseria de sus votantes, por eso tratan de multiplicarles, para no perder el poder, ya que fuera del mismo ya no sabrían encontrar a nadie que les facilitara un puesto de trabajo digno y honesto.
La dignidad y la honestidad son condiciones fuera de su alcance.
Hasta la semana que viene amigos.