Noticias Castellón
domingo, 24 de noviembre de 2024 | Última actualización: 21:28

El SIBO, el trastorno digestivo de 'moda' llega a Castellón y dispara las consultas

Tiempo de Lectura: 5 minutos, 14 segundos

Noticias Relacionadas

La gran repercusión mediática de esta enfermedad ha motivado que pacientes con problemas estomacales acudan a la consulta con un autodiagnóstico y soliciten la prueba

Las redes sociales se erigen, desde años, como altavoz de las últimas tendencias. Los denominados ‘influencers’ y ‘celebrities’, con millones de seguidores en sus cuentas, dictan lo que está de moda. Y si no lo está, ya se encargan ellos de volverlo a poner en boga. Desde cómo vestir, a de qué manera decorar tu salón y hasta los restaurantes a los que salir a cenar. Pues bien, esa moda ha dado un paso más y ha saltado hasta la sanidad.

Y es que conocidas caras de las redes han compartido en los últimos meses testimonios e historias sobre un tipo de trastorno digestivo que, aunque ya se conocía hace años, ocupa ahora el foco principal de actualidad. Hablamos del SIBO. Se trata de un  sobrecrecimiento bacteriano localizado en el intestino delgado que produce síntomas como dispepsia, flatulencia, náuseas, hinchazón, dolor abdominal, fatiga, diarrea y estreñimiento.

La gran repercusión mediática de esta enfermedad ha provocado una oleada de consultas en ambulatorios y clínicas privadas de pacientes que acuden con un autodiagnóstico y reclaman la prueba. Así lo revela Pedro Almela, jefe de servicio de Medicina Digestiva del Hospital General de Castelló, quien alerta de que la mayoría son jóvenes que relacionan los problemas estomacales con las dietas o las intolerancias alimentarias “sin provenir de una fuente sanitaria autorizada”.

Aunque, como hemos apuntado, el SIBO hace décadas que se conoce, Almela revela que en estos últimos meses ha habido un incremento de los casos diagnosticados. “Todo lo que se pone de moda conlleva cierta alarma social, ya que los pacientes frecuentemente llegan a la consulta con su autodiagnóstico hecho, solicitando las pruebas y el tratamiento del SIBO”, explica Almela.

En este sentido, advierte que, como toda moda, “se asocia a repercusiones mercantiles por la gran oferta de venta de técnicas diagnósticas y medicamentos para su tratamiento que se venden online”. Pese a ello, el experto aclara que el paciente que sufre este trastorno “puede tener síntomas muy incapacitantes y lo pasa realmente mal, alterándose su calidad de vida. Por ello, requiere de un manejo y tratamiento adecuados, pero de una forma sensata y racional, y siempre supervisada por un médico”.

Hinchazón abdominal, principal síntoma del SIBO

La hinchazón abdominal es, sin duda, el síntoma guía del SIBO. Algunas personas que lo padecen lo llaman ‘tripa de embarazada’. Y si piensan que exageran, solo tienen que sumergirse por las redes sociales y teclear ‘SIBO antes y después’. Entonces, ¿si sufro de hinchazón abdominal es posible que tenga SIBO?

Antes de atribuir al SIBO ese síntoma, “es prioritario descartar patologías orgánicas, como puede ser la celiaquía, una enfermedad inflamatoria intestinal, infecciones intestinales, hipotiroidismo, valorar los fármacos que está tomando el paciente e, incluso, en el contexto clínico adecuado, descartar un proceso maligno”, subraya Almela. “Tras este primer paso, podríamos tener en cuenta la posibilidad de que los síntomas estén asociados a un SIBO, pero es muy peligroso el autodiagnóstico”.

Con todo, el doctor Almela explica que un alto porcentaje de pacientes que acuden a las consultas médicas lo hacen por problemas de hinchazón. El diagnóstico más frecuente es del trastorno funcional digestivo, fundamentalmente el conocido como Síndrome del Intestino Irritable (SII), sobre todo si asocia dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.

Se trata de una enfermedad que guarda una relación directa con el SIBO, dado que aunque este en ocasiones puede ser secundario a otras patologías, en la mayoría de casos no tiene una causa clara y se asocian ambas, de forma que hasta un 80% de los pacientes con este síndrome presentan SIBO. Por tanto, el SIBO viene diagnosticado como síntoma secundario al SII.

Prueba para saber si tengo SIBO: ¿en qué consiste?

La prueba más exacta es el realizar un aspirado de jugo intestinal, obtenido mediante gastroscopia, y hacer un contaje del número de bacterias para ver si es superior al normal. Una técnica que, según apunta Almela, “es realmente farragosa, difícil, cara y molesta para el paciente e, incluso, falla en algunos casos”. Por lo que, a efectos prácticos, no se realiza casi en ningún centro.

En la mayor parte de centros sanitarios, como es el caso del Hospital General, se realiza el test del aliento con glucosa o lactulosa. En este último, el paciente toma la lactulosa y, posteriormente, se recoge el aire espirado cada 30 minutos, durante unas 3 o 4 horas. La técnica se fundamenta en que si hay un exceso de bacterias, estas degradan la lactulosa en ciertos metabolitos, entre los que destaca el hidrógeno y el metano, parte de los cuales se eliminan por heces, pero otra parte es absorbida por el intestino, pasa a sangre y es eliminada en aire espirado.

Si hay un aumento y se sobrepasa un determinado punto de corte, con alguno o los 2 metabolitos descritos en el aire espirado, la prueba se considera positiva. “Hay que tener en cuenta que la prueba tiene limitaciones y el porcentaje de errores no es despreciable. Faltan estudios de validación y de estandarización de su forma de realización e interpretación”, aclara Almela.

Tratamiento y dieta

El pilar fundamental para erradicar el SIBO es administrar ciertos antibióticos no absorbibles a nivel intestinal que son capaces de disminuir la cantidad excesiva de bacterias intestinales. Asimismo, los probióticos también podrían ser beneficiosos para el paciente, aunque no está totalmente probado.

El tratamiento de fármacos se puede complementar optando por una dieta saludable y eliminando aquellos alimentos que tienden, una vez degradados en el intestino, a formar más gas. Es la llamada dieta FODMAP (baja en oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), en la que se debe prescindir de legumbres, cebolla, ajo, coles o lácteo. Eso sí, siempre bajo la supervisión de un dietista o médico.