El PP quiere sumar y no dividir a los castellonenses. Por eso no entendemos el revanchismo de PSOE, Compromís y Podemos en el Ayuntamiento de Castellón y de la Generalitat Valenciana con su decisión de sacar la Cruz del Ribalta, resignificada hace 44 años por un gobierno democrático, como monumento en recuerdo a todas las víctimas de la violencia. Sin bandos.
Así consta en el acuerdo plenario municipal de 31 de mayo de 1979. Ese día, una corporación municipal, con toda la legitimidad, desde la libertad y desde el ejercicio de la democracia, ya hizo un trabajo ejemplar de concordia que el actual gobierno tripartito se ha encargado de tirar por los suelos, reabriendo heridas que no conducen a nada. Desde que PSOE, Compromís y Podemos asumieron el gobierno municipal, se han dedicado a dividir a los castellonenses: han enterrado tradiciones que son de la ciudad, han cambiado el nombre a la capital para que deje de existir en su variante en castellano, han atacado los símbolos y las creencias cristianas, han borrado el nombre de personas ilustres que trabajaron por esta ciudad… Todo desde el revanchismo, la imposición ideológica, el sectarismo.
Lamentablemente, llevamos ocho años soportando un gobierno que solo gestiona para una parte de la ciudad y no para el conjunto de los castellonenses. Lo vemos día sí, día también. Y no solo con el lamentable espectáculo vivido con el derribo de la cruz del Ribalta, sino en actuaciones como la reforma de la avenida Lidón, las inminentes obras de la plaza La Paz o la próxima peatonalización y cierre al tráfico de todo el centro histórico con el denominado proyecto de Castellón Central. Todo de espaldas a los castellonenses. Todo desde la falta de consenso.
Al Partido Popular no nos van a encontrar en la confrontación. Abogamos por el Castellón de todas las personas y por que el gobierno municipal se centre en resolver los problemas reales que tienen los castellonenses con una crisis que ha encarecido el precio de la vida. Los cerca de 80.000 euros que cuesta la retirada de la cruz serían más provechosos para ayudar a las familias a llegar a fin de mes.
Castellón tiene mil y una necesidades y prioridades. Y desde luego, entre estas no figura ahora mismo ni retirar la cruz ni generar choques entre vecinos. Mientras el gobierno socialista en Castellón y sus socios desperdician energías en cuestiones que nadie pide, aumentan las familias que no pueden pagar sus facturas o llenar la nevera, se acumulan los trabajadores en paro ante la imposibilidad de que las empresas azulejeras en las que trabajan puedan mantener su actividad por la falta de apoyos del Gobierno de Sánchez, o se siguen manteniendo unos impuestos altísimos que siguen ahogando a las pymes, autónomos y el conjunto de los castellonenses.
Hay otra forma de gobernar. Y a partir del 28 de mayo, con la confianza de los castellonenses, lo vamos a demostrar. Un proyecto de todos y para todos.