Los grandes progresos económicos se hicieron demasiadas veces a expensas del medio ambiente y esto trajo consigo consecuencias como el calentamiento global
Castellón Información
No puede decirse que el siglo XX haya sido precisamente verde. Los grandes progresos económicos se hicieron demasiadas veces a expensas del medio ambiente. Esto trajo consigo consecuencias como el calentamiento global. No debe resultar extraño, pues, que este siglo XXI esté siendo diferente en este sentido. Cada vez hay más conciencia de la importancia de la sostenibilidad, como vamos a ver a continuación.
Un aspecto clave que recompensa a los inversores
Quienes utilizan instrumentos de inversión como los CFD, que permiten acceder a prácticamente cualquier mercado financiero sin complicaciones y sin necesidad de poseer el activo, lo saben bien. Abrir posiciones largas (de compra) en compañías y sectores que apuesten por los criterios ESG aporta cada vez más beneficios a sus cuentas de inversión.
Preocuparse de la sostenibilidad en el mundo empresarial, hasta no hace mucho, poco más que una excentricidad, es ahora un criterio de inversión sólido que ofrece una posible recompensa. No debe sorprendernos, ya que los nuevos inversores son millenials y el 61 % de ellos están dispuestos a pagar más por productos que sean sostenibles.
Nuevos modelos energéticos, nuevas oportunidades de crecimiento económico
Gran parte de la sostenibilidad de las empresas actuales depende de las fuentes de energía que permiten el desarrollo de sus actividades comerciales. Es decir, sin cambios en el consumo energético empresarial, difícilmente se puede alcanzar la tan deseable sostenibilidad. De poco sirven medidas comerciales ecológicas si la producción de bienes depende de fuentes de energía contaminantes.
Por suerte, están surgiendo iniciativas muy interesantes en este sentido, con gran potencial para transformaciones de calado. Destaca, por ejemplo, la iniciativa de Iberdrola y la Federación Valenciana de Municipios para abordar la importante transformación energética. Se trata de un convenio público-privado que puede darle un buen impulso a la sostenibilidad empresarial en nuestra región, al contribuir al desarrollo sostenible.
Cabe destacar también la apuesta 100 % privada de empresas como Mercadona, que entre 2019 y 2020 destinó casi 100 millones de euros a la revolución de la sostenibilidad. Esto se tradujo en la instalación de más de 1.400 paneles de energía fotovoltaica para reducir el consumo eléctrico en hasta un 40 % con respecto a los supermercados tradicionales. Y si tenemos en cuenta el peso que tiene una marca como esta en el sector de la alimentación, no debería sorprendernos ver a otros supermercados y grandes superficies siguiendo el ejemplo de la empresa liderada por Juan Roig.
En conclusión, la apuesta por la sostenibilidad no es ya opcional. Cada vez son más los inversores y los negocios que la tienen en cuenta a la hora de operar en los mercados y de producir bienes y servicios. Tras un siglo XX que pasó bastante de puntillas por un aspecto tan importante como este, este siglo XXI parece estar corrigiendo el rumbo. Las nuevas generaciones son más conscientes que nunca de la importancia de conservar el planeta y no parecen dispuestas a tolerar más ninguna negligencia en este sentido. El sueño de una economía cada vez más verde va, pues, cumpliéndose poco a poco.