No quedó títere con cabeza. Ese fue el resumen de otro pleno maratoniano en la Diputación de Castellón, en el que el portavoz socialista, José Benlloch, llegó a llevar al ‘infierno’ a Javier Moliner, e incluso ejerció como presidente de Diputación, hasta en tres ocasiones, hasta que perdió los nervios con Barrachina y reconoció “que se estaba burlando de él”. No faltaron los ingenios, las amenazas, las acusaciones, los amagos de denuncia… en un ‘reparto dialéctico’ donde no se libraron ni los periodistas.
El pleno de la Diputación ha aprobado por unanimidad la Ordenanza de Transparencia y gobierno abierto y el Reglamento interno del Consejo Provincial de Participación Ciudadana, así como la mejora de la N-340. Luego, el atasco: seis horas para aceptar que los políticos no tendrán voto en las mesas de contratación