Los agricultores se enfrentan a un nuevo problema que encarece los gastos de producción y que ya ha generado una enorme impotencia. El Gobierno ha prohibido la ‘quema de rastrojos’ para posibilitar una ‘economía circular’, por lo ha hecho sin contar con ellos y sin conocer los problemas que les genera. La alternativa de contratar un ‘tractor triturador’ resulta excesivamente caro pero además, no siempre es posible por la inaccesibilidad de los terrenos. Los ayuntamientos han negado los permisos y quemar rastrojos está calificada como infracción grave.