Marco, que ha visitado el espacio, prevé la aprobación en el primer trimestre de 2018, año en el que se espera que el parque recupere el servicio de quiosco-bar
Los paseos del centenario Parque Ribalta de Castellón, se han convertido en un queso de Gruyere, lleno de agujeros, para airear el terreno e intentar salvar las especies arbóreas, resentidas con el paso de los años. Las perforaciones, rellenas con gravilla, afean el entorno y pueden generar accidentes. El Ribalta es uno de los parques más emblemáticos de la ciudad. El símbolo de la modernidad de Castellón en el siglo XIX, sigue, sin embargo, a la espera de un Plan Especial que lo dignifique.
A partir de entontes se iniciará un periodo de pruebas, para que la línea, entre la Universidad y el Grao de Castellón, pueda entrar en servicio en diciembre.