Por una vez me van a permitir que no les hable ni de las grandes crisis internacionales ni de los desmanes nacionales, pese a que ambos flancos nos dan a diario temas a mansalva.
Volveremos muy pronto sobre ellos.
Pero hoy quiero tratar sobre un tema muy local, no ya de la Comunidad Valenciana o de la provincia de Castellón sino de más cerca, de la hermosa localidad de Benicàssim que tan bien nos ha acogido a mi familia y a mi mismo.
Benicàsim es una de esas hermosas ciudades de la costa mediterránea que durante el año cuenta con una población de alrededor de 20.000 habitantes pero que al llegar los meses de verano multiplica esa cifra por cuatro o cinco.
Ese crecimiento motiva al ayuntamiento y a las instituciones locales a reforzar su dedicación para atender a los visitantes o transeúntes tanto desde el punto de vista de alojamiento como de alimentación, seguridad y ocio.
Capítulo no menor es la atención religiosa que la sobrepoblación reclama. Una demanda que históricamente ha sobrepasado a la parroquia de Santo Tomas con sus 160 plazas y la media docena de capillas diseminadas por toda la localidad que en conjunto seguían siendo muy insuficientes para atender el incremento de la demanda de servicios religiosos.
Consciente de ello, el Obispo de la Diócesis Segorbe-Castellón, decidió a finales del siglo XX construir un nuevo templo en otro flanco de la ciudad, en la plaza de las Cortes Valencianas. Un templo de mayores dimensiones con capacidad hasta de 800 personas, construcción que tuvo que interrumpirse hace cuatro lustros, por falta de fondos cuando todavía estaba necesitado de cubrir los muros y los campanarios, y completar todo el acabado interior incluidas cristaleras, carpintería, ornamentación y demás.
Los trabajos se han reanudado en el otoño pasado y se espera pueda conocer un buen progreso hasta el próximo noviembre con el deseo de poderse completar en 2025 con una inauguración solemne cuando ese gozoso evento se produzca.
El nuevo templo será una obra importante, con dos campanarios, un atrio espacioso, capillas adyacentes, coro, sacristía etc. El costo pendiente superará el millón y medio de euros incluido ornamentación, iluminación, imaginería y bancos.
La parroquia de Santo Tomás de Villanueva y su párroco Don Luis Oliver ha lanzado una campaña para implicar a la población local y a visitantes para que contribuyan a la finalización de esta magna empresa que a todos nos beneficiará.
Como católicos que somos, como buenos amigos del Nuncio Monseñor Bernardito, del Obispo, Monseñor Casimiro -colega en estas columnas de castelloninformacion.com- y del Reverendo Don Luis Oliver y habiendo tenido el privilegio de saludar varias veces al Papa Juan Pablo II que da nombre a nuestro hermoso nuevo Templo, no podíamos por menos que sumarnos a esta iniciativa.
Por una vez me permito recomendarles a ustedes queridos lectores y amigos, lean con cuidado el folleto que encontraran en cualquier comercio de la ciudad, con el título de 'Nuevo Templo en Benicasim San Juan Pablo II', les explicará detalles del proyecto y cómo pueden ustedes participar en esta fascinante iniciativa.
Dios nos lo pagará.