Casimiro López Llorente. Obispo de Segorbe-Castellón
El próximo domingo, 18 de octubre, celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, bajo el lema “Aquí estoy, mándame” (Is 6,8). Esta frase, tomadadel relato de la vocación del profeta Isaías, indica el camino en este tiempo marcado por el dolor y la incertidumbre del Covid-19. Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: “¿A quién enviaré?” (ibíd.). Esta llamada viene del corazón de Dios, de su Amor misericordioso que interpela a nuestra Iglesia y a cada bautizado. Dios nos invita a ser misioneros de su Amor. Jesús nos llama especialmente en esta situación a salir de nosotros mismos por amor a Dios para compartir, servir e interceder, por amor al prójimo.
Jesús mismo encarna y realiza el amor de Dios en la historia humana. Quien se encuentra personalmente con Cristo resucitado, vivo y presente, escucha esa pregunta y acoge su propuesta a compartir su misión de llevar el amor de Dios a todos los hombres y mujeres. El misionero sale de sí mismo para ir al encuentro de todos, especialmente de los más pobres y necesitados, y mostrarles con palabras y obras a Dios, que es Amor, cercano y providente. Con su vida entregada al Señor, el misionero les sirve y les revela la alegría que produce ser y saberse amados por Dios. Por medio de los misioneros, la cercanía y el amor de Dios alcanzan a cada persona allá donde se encuentra.
La misión nace de un amor apasionado por Jesús y que se convierte en un amor apasionado por todo hombre y mujer. Quien contempla a Jesús crucificado, reconoce todo el amor, que nace del corazón traspasado de Cristo, y que está destinado a la humanidad entera. El misionero descubre que Jesús le quiere tomar como instrumento para estar más cerca de quienes lo necesitan y lo buscan con corazón sincero.
El Domund es una ocasión privilegiada para que todos los integrantes del Pueblo de Dios tomemos conciencia de la permanente validez y la urgencia del mandato misionero de Jesús: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda creatura”. La Iglesia, toda comunidad cristiana y todos los cristianos hemos sido convocados para ser enviados, para salir al mundo y ser testigos con obras y palabras de la Buena Noticia del Amor de Dios. En este día recordamos a los misioneros, oramos por ellos y le ofrecemos nuestra ayuda. Seamos generosos en la colecta del Domund.