Las tradiciones y la historia de la ciudad se dan la mano en el Forn del Pla de Castellón
La tarde noche del tercer domingo de Cuaresma ha hecho confluir, en el Forn del Pla la Romería penitencial y la Torná de la Romería de les Canyes. Dos historias de una tradición en la que Castellón revive los pasajes de una simbología donde se mezclan lo pagano y lo religioso. Castellón, ciudad de multiculturas, volvió a recrear ambos pasajes en el atardecer de su primer domingo de fiestas.
EM/ TC/ Castellón Información
Atardecía en la capital de la Plana en un día especial en el que la ciudad reivindicaba el inicio de su fundación.
Día complicado, pasado por agua y con meteorología de primavera, que no consiguió deslucir la fiesta ni su contenido.
Miles de romeros habían peregrinado por la mañana hasta la Ermita de la Magdalena.
Un día de fiesta, de familia y de convivencia.
Pasaban las 19:30 horas cuando la mascletà de Rosa María Molas anunciaba el retorno de la Romería.
Muchos de los romeros regresaban a la ciudad después de rendir homenaje a sus orígenes.
En el Forn del Pla, la cofradía de la Sangre ya reunía a sus cofrades para la representación de la procesión penitencial.
Los romeros, de la fiesta popular anunciaban el retorno a la ciudad.
Y nuevamente la gente preguntaba ¿esto que es?, ¿por qué se concentran los penitentes, los tambores si lo que se espera es la entrada de los peregrinos de la Romería?
Y nuevamente la explicación que lo dice todo. En tantos años de historia la Romería de las Cañas tuvo muchos pasajes: la Romería popular, que rendía homenaje a los orígenes de la ciudad, también fue, en algunos momentos, la Romería penitencial que recurría a su lugar más sagrado para pedir a Dios, que fuera clemente con una ciudad que, como otros puntos de España, sufrió la peste, vivió el cólera y rezó por que terminaran las sequías.
De esta forma, en el Forn del Pla, lo que antiguamente era la entrada de la ciudad, todas las historias cobraban forma en un mismo espacio, conmemorando dos visiones de la tradición.
Por un lado se formaba la Romería penitencial, la religiosa. La Cofradía de la Sangre reunía a sus cofrades y esperaba paciente la llegada de la romería popular.
Era parte religiosa, en la que también participan otras cofradías de la ciudad.
Según la tradición que se remonta a más allá de 1865, el acto penitencial cuenta el acto de la ‘Adoración de la Cruz’, conocido popularmente como ‘Les reverencies’ o ‘Les tres Caigudes’. En esta estampa religiosa, el obispo de la ciudad espera a la primera autoridad de Castellón, para presenciar el acto de homenaje y genuflexión de ‘Las tres Marías’, la madre de Jesús, María Magdalena, y María Cleofás, madre de los apóstoles Santiago y Juan, representada por tres niñas de corta edad, con un muchacho que representa al apóstol San Juan.
Al mismo tiempo, la Torná de la Romería popular entraba en la ciudad.
Con los tiempos marcados, los primeros en desfilar por la calle Sant Roc fueron los carros engalanados. Manifestación del regreso de la Romería popular que cuenta la historia de quienes se trasladaron al Ermitorio con sus vehículos engalanados, para vivir la fiesta.
En esta ocasión. Fueron 140 carros engalanados de todos los ropajes y coloridos los que circularon por la calle San Roc. Unos tocando la ‘campaneta’ que cuelgan en sus simulaciones del Ermitorio de la Magdalena. Oros con música a todo volumen con los sones más populares del momento… y otros con los niños, la familia y los amigos, representando escenas populares en las que no faltaban artículos gastronómicos populares de la tierra.
Mientras pasaban los carros engalanados, la Procesión Penitencial, con los cofrades y la iglesia, acompañados por la Germandat dels Cavallers formaba y esperaban en el Forn del Pla.
Tras los carros, entraba por la calle Sant Roc la Romería popular, encabezada por la parte religiosa de la Romería, los niños de las escolanías, la reliquia, y, tras ellos, los romeros ataviados con trajes tradicionales, cañas, ‘rotllos’ y faroles.
Tras ellos, las reinas y damas de la ciudad, en su retorno de la Romería.
Y dentro de esta comitiva popular, también la Corporación de Castellón, esta vez ataviada con traje de gala, exquisitamente formados.
A la altura del Forn del Pla, la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, abandonó la formación, recogió a la reina de las fiestas de Castellón, Carla Bernat, y ambas se dirigieron al punto donde esta formada la procesión de la Cofradía de la Sangre.
Fueron recibidas por el obispo de la Diócesis de Segorbe Castellón, y con ellos, siguieron los ritos de esa procesión penitencial, con los cofrades, los apóstoles, la Germandat dels Cavaller y las niñas de ‘Las tres Marías’
A la señal indicada, los pequeños avanzaron hasta el estandarte de la Cruz de la Cofradía, realizando las tres genuflexiones.
El resto de la comitiva de la Romería Popular que había bajado del llano, y los miembros de la Corporación esperaban en Sant Roc.
Completado el acto religioso, la alcaldesa y al reina de las Fiestas volvieron a sus puestos en la Comitiva Popular.
Se realizó entonces la Procesión penitencial, con los componentes de la Sangre y las Cofradías, que desfilaron hasta la Capilla de la Cofrad´kia, con las carrozas de ‘las tres caiguas’, o pasajes que recogen la vida de la Magdalena.
Se completó también la entrada en al ciudad de la Romería popular, hasta Santa María.
Y Castellón se preparó par ala entrada de sus monumentos de luz, el Desfile de las Gaiatas.