La tradicional alergia al polen primaveral, ahora todo el año y con diferentes variedades

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Dr. Eduardo Fernández Alonso

Alergólogo en el Hospital Rey Don Jaime de Castellón. Titulo de Especialista en Alergología por el Hospital Clínico Universitario de Valencia. Miembro de la Sociedad Valenciana y Española de Alergia. [/callout]

Síntomas nasales, oculares y pulmonares

La típica alergia al polen, que habitualmente se presentaba con la llegada de la primavera, en la actualidad hay muchas personas que la padecen durante prácticamente casi todo el año. En parte esto es debido al fenómeno conocido como cambio climático, donde el incremento de la temperatura produce variaciones en el inicio de las floraciones y permite la expansión de plantas de ambientes cálidos hacia latitudes más septentrionales. Y es que la alergia al polen ha pasado de presentar una sintomatología estacionaria limitada a los meses de mayo a junio en la década de los 90, siendo la clásica “alergia estacional” al momento actual, donde el perfil sintomático del paciente se ha modificado iniciándose en etapas más tempranas y en ocasiones manteniéndose a lo largo de todo el año, con una sintomatología conocida como de “alergia perenne”.

Los síntomas de este tipo de alergia son de tres tipos: nasales, oculares y pulmonares. Los nasales son picores, estornudos y congestión nasal con abundante mucosidad; los oculares, sensación de escozor en los ojos o lagrimeo; y los  pulmonares, sensación de falta de aire, tos y pitos en el pecho.

Cada vez es más fácil encontrarse con pacientes alérgicos a diferentes variedades de polen, lo que complica el diagnóstico y tratamiento.

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El polen es un fino polvillo producido por las flores de las plantas que consta de unos granos muy pequeños que solo pueden ser vistos mediante microscopia. Cada especie vegetal florece en una determinada época del año y es en ese periodo donde podemos encontrar niveles elevados de pólenes en el ambiente.

La presencia de polen en el ambiente depende de las condiciones meteorológicas, las cuales favorecen o perjudican su liberación y posterior dispersión.  Los días soleados favorecen la liberación del polen y se crean corriente térmicas que contribuyen a su dispersión. Las temperaturas altas facilitan que las anteras se deshidraten y se abran liberando al ambiente los granos del polen. La lluvia sin embargo arrastra el polen al suelo y deja a la atmósfera limpia de granos. La humedad relativa en porcentajes altos también dificulta su dispersión. El viento arranca el polen de las flores y lo dispersa por el aire, además vuelve a poner en circulación polen que ya se había depositado en el suelo.

El polen de gramíneas es el que más afecta a  los alérgicos en la zona de levante, hierbas muy frecuentes que engloban multitud de especies capaces de arraigarse en cualquier terreno. Es muy elevada su presencia entre los meses de abril a junio, aunque las recientes lluvias pueden favorecer su presencia desde finales de Marzo.

Durante los meses de abril a mayo suele estar presente en el ambiente el polen del olivo, cultivo habitual en el interior de la provincia de Castellón, además de utilizarse como planta ornamental.

La parietaria, planta acompañante de los asentamientos humanos, muy conocida por los mediterráneos, suele dar alergia a determinados pacientes durante todo el año con niveles altos de marzo a junio.

Otras fuentes de pólenes en Castellón, serian aquellos árboles ornamentales en  parques y jardines como los cipreses y plataneros de sombra, que nos afectan desde el mes de febrero a abril.

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Consejos para el paciente alérgico al polen:

• Consulta con un alergólogo para saber a qué pólenes tienes alergia.
• Una vez conocido el polen, presta atención a los “recuentos polínicos” que se hacen en la ciudad donde vives, y que generalmente se publican en periódicos, teletexto o internet.
• Reduce las salidas al campo, jardines o parques en época de polinización. Ten cuidado los días de viento.
• Ventanas cerradas si viajas en coche y revisa los filtros para polen de tu vehículo.
• Ventila tu casa a primeras horas de la mañana, pues los niveles de pólenes son mínimos.
• Utilizar gafas de sol o, en ocasiones, mascarillas, si es preciso.

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