El cierre del lateral norte del Parque Ribalta, para el paso único y exclusivo del Tram en Castellón, levantó ya hace algo más de tres años las protestas de los comerciantes de Castellón. Cerrar esta calle al tráfico, dijeron entonces, bloquearía aún más el acceso al centro de la ciudad, y sería la puntilla para el comercio del centro, que resiste a duras penas la crisis. Esta es la propuesta que la oposición lleva consensuada mañana al pleno del Ayuntamiento, aún a sabiendas de que no se la van a aprobar. Según Enric Nomdedeu, artífice de este consenso, los comerciantes no tienen por qué resultar perjudicados. Se puede dejar el coche en la UJI y luego coger el Tram hasta el centro. Tenemos que acostumbrarnos a ser una gran ciudad”.
Esperanza Molina/Castellón Información
El Tram, la sentencia del Supremo que se ratifica en su ilegalidad por el paseo central del Parque Ribalta, y la alternativa que presentarán, de forma consensuada, los partidos de la oposición, se va a convertir, sin duda, en el tema estrella del pleno del Ayuntamiento durante la sesión de mañana.
Las posiciones parecen irreconciliables: el Ayuntamiento gobernado por el PP se mantiene en su postura de gestionar un nuevo Plan Especial para mantener el Tram por el paseo central de coches del Parque Ribalta.
La oposición, a propuesta de Compromís, ha negociado una alternativa, que desvía el Tram por la avenida Barcelona, para que discurra por el lateral norte del Parque, que sería cerrado a la circulación de tráfico particular, para reservarlo únicamente para la subida y bajada del Tram, hasta la Farola. Punto en el que confluirían las dos opciones para atravesar después la calle Zaragoza y el centro de la ciudad.
Para la oposición no es un tema que se pueda discutir en torno a su conveniencia. “La opción del paseo central es ilegal. Punto”. Es la misma alternativa, dijo Nomdedeu, que en su día ya planteó las Consellería.
¿Qué opinan los comerciantes de Castellón?
Puestos en comunicación con ellos, Castellón Información ha podido saber que no se trata de una alternativa nueva, y que fue rechazada en diversas ocasiones por los comerciantes. Primero, durante el mandato de Alberto Fabra, y posteriormente, en sus reuniones semanales con la concejal de Comercio y Movilidad, Carmen Albert, porque esta opción supondría poner la puntilla al centro comercial de Castellón.
Según manifestaron entonces y recuerdan hoy, muchos de estos comerciantes, la primera necesidad del comercio de Castellón es que el público pueda llegar hasta ellos. Un centro totalmente cerrado al tráfico genera paseos peatonales que, en algunos casos han resultado muy positivos para ellos, véase para ello, como recodaba el concejal de Compromís, la calle Alloza. Pero un cierre tan hermético aísla el centro de la ciudad, y sobre todo, disuade al posible comprador, que llega con su vehículo a la capital de la Plana. Si no puede acceder, se va a otra parte.
Según comentaba el portavoz de Compromís, Nomdedeu, “Castellón debe acostumbrarse a lo que ya hacen otras grandes ciudades”. En este caso, el usuario procedente de fuera de la capital de la Plana, se vería obligado a dejar el coche en la Universidad Jaume I, y desde allí acceder al centro a través del Tram, transporte público que dejaría al visitante a apenas ocho minutos del centro neurálgico de la ciudad.
Pero para los comerciantes, la idea no es tan simple como parece. La entrada natural del oeste de Castellón se realiza a través del Paseo de Morella. Los coches pueden, desde allí, girar por la avenida Barcelona y luego por el Paseo Ribalta, impar, justo las calles que ahora se cerrarían al tráfico, y desde allí acceder con mayor o menor dificultad a los parkings públicos. Pero lo que propone la oposición, pasa por modificar el tráfico o cerrar la avenida Barcelona, para que los usuarios particulares se desvíen para entrar en Castellón a Través del Mercado de San Antonio. Tema que tampoco se plantea nada fácil, tras las restricciones establecidas en la Ronda Magdalena. “Entrar o salir de Castellón será un verdadero infierno”. Señalaban algunos comerciantes. Y las consecuencias son más que claras para el pequeño comercio del centro: Los usuarios buscan accesibilidad y movilidad. Si no pueden entrar en el centro de Castellón, dejarán su coche en el Corte Inglés o se irán a comprar a la Salera, donde resultará mucho más fácil llegar y aparcar.
No es una polémica nueva, y Castellón no es la única ciudad donde han tenido que plantearse alternativas para compatibilizar una ciudad transitable y cómoda, con una ciudad comercial.
Estos temas fueron objeto de análisis ya a finales de los 80, cuando se planteó como desarrollar el futuro urbanístico de Castellón, en la exposición: “Castelló Centre de Futur”. Y precisamente entre los temas que centraron las grandes ponencias fueron: la necesidad de compatibilizar los usos para no aislar los centros comerciales y administrativos, que convierten a las grandes ciudades en núcleos fantasmas cuando concluye el horario comercial; y como diseñar un transporte público a medida para dar accesibilidad y comodidad, sin invadir, de forma agresora el centro urbano.
Entre las alternativas, se presentó el famoso paso subterráneo por debajo del Parque de Ribalta; la necesidad de crear parkings disuasorios, para respetar el centro, fomentar el transporte público, y favorecer el tejido comercial de las ciudades.
Uno de los ejemplos que se puso en su día fue la ciudad de Vitoria que, por cierto, está reconocida como una de las grandes ciudades mejor urbanizadas, donde el tranvía atraviesa zonas verdes y zonas comerciales.
Posteriormente, cuando comenzaron las obras del Tram en la calle Zaragoza, hace ahora casi tres años, los representantes municipales decidieron reunirse una vez por semana con los comerciantes, para racionalizar el proceso de las obras, y a su vez, reducir los efectos contraproducentes en los comercios.
Una de las primeras reclamaciones de los comerciantes, fue que no se dejara aislado el centro y se potenciara la accesibilidad para que el visitante pudiera llegar con facilidad a sus comercios. Fruto de aquellas negociaciones, fueron el desvío de la línea de autobús urbano nº 9 para que enlazara la estación de tren con el centro.
Sobre este particular, el representante de Compromís, Enric Nomdedeu reconoce, que la alternativa presentada por la oposición no viene complementada con un estudio de tráfico para resolver los problemas de entrada y salida a Castellón. “nos encantaría que lo hiciera el equipo de gobierno, porque eso significaría que tienen en cuenta nuestra propuesta”.
De cualquier forma, la propuesta de modificar el trazado del Tram que presenta la oposición nace desde el convencimiento de que no va a ser aprobada, lo que significa, que la oposición podrá presumir de haber plantado alternativas que no les han sido reconocidas, y tal vez les dejará paso libre para volver a llevar el tema a los tribunales.
