Alejandro Marín-Buck. Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Castellón.
Tal y como vamos, las cifras de contagio por coronavirus alcanzan ya niveles de mediados de marzo en pleno inicio del Estado de Alarma, lo que nos llevó en poco más de dos semanas a alcanzar cifras de más de 9.000 contagiados al día y saturar así muchos centros hospitalarios.
Parece mentira que todo ese mal sueño, el sufrimiento y sacrificio humano haya caído en poco tiempo en el olvido. Es inexplicable que sigamos viendo actitudes incívicas que no respetan las mínimas normas sanitarias de distanciamiento social, lavado de manos o llevar la omnipresente e imprescindible mascarilla, por no hablar del incongruente colectivo negacionista, cada vez más numeroso, como se demostró el pasado domingo en Madrid.
Es cierto que todos los países de nuestro entorno están experimentando repuntes, a pesar de ser más o menos severos y/o estrictos en la aplicación de las normas sanitarias, pero desde luego eso no debe ser excusa para justificar cuál es la causa por la que lo estamos haciéndolo mal.
La mayoría de epidemiólogos advertían de que esta segunda ola se iba a producir, probablemente un poco más tarde de lo que está sucediendo, pero todos coincidían en que sería más agresiva que la primera, pues la dispersión del virus entre la población general será mayor, con mayor número de asintomáticos, y por lo tanto cuando alcance a la población vulnerable, ésta será afectada en mayor número y con mayor virulencia.
Este previsible nuevo tsunami de ingresos pondrá a prueba una vez más los recursos sanitarios y humanos de nuestro país. Al igual, que volverá a golpear a una economía ya de por sí muy endeble.
Pero lo que más me preocupa es la falta de previsión. Mientras otros países a pesar de estar corriendo la misma suerte, tienen protocolizado una serie de medidas frente a distintos escenarios, en España nuestro rumbo lo sigue marcando un comité de expertos fantasma y un Gobierno dogmático que, según ellos, nunca se equivoca.
Por esta razón, espero que los gobiernos autonómicos, y en particular el nuestro, sea capaz de poner luz y sensatez al caos que se viene. Desde Ciudadanos así lo venimos exigiendo. Hacen falta medidas progresivas que permitan conciliar la convivencia, con el desarrollo económico y la presión sanitaria, de forma que el país no se pare, pero que sea seguro.
Todavía estamos a tiempo de no tropezar con la misma piedra.