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La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca va a provocar muchos cambios, tanto políticos como económicos. Algunos de ellos, de hecho, ya se han producido. En un solo día, por ejemplo, el nuevo presidente de los Estados Unidos puso en jaque dos acuerdos comerciales de gran importancia.
Por un lado, firmó una orden ejecutiva para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) y, por otro, aprobó también la salida de EE.UU del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Dos firmas que tuvieron un rápido efecto, además, en el índice de Wall Street y que seguro que no son casos aislados. La política proteccionista de Trump obliga a preguntarse qué ocurrirá también con otros pactos comerciales, como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos.
Pero ¿qué implican estos acuerdos? El TPP supone la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo. Lo suscribieron 12 países tras siete años de negociaciones. Además de Estados Unidos, en su momento lo refrendaron Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. El acuerdo prevé la desaparición de casi todos los aranceles y regula la prestación de servicios y negocios financieros entre estos países, lo que representa un 40 por ciento de la economía mundial. También establece la protección de los derechos de autor y de marca, unos estándares mínimos de protección medioambiental y el respeto a los derechos de los trabajadores. Se trataba de una apuesta de Obama para presionar a China. Ahora, si EE.UU se desvincula, ya hay quienes se plantean el futuro del acuerdo.
El TTIP afecta solo a EE.UU y la Unión Europea. Pretende equiparar las normativas comerciales a ambos lados del océano. Se empezó a negociar en 2013 con el objetivo de favorecer el intercambio de bienes, servicios e inversiones entre los dos mercados. Al igual que el TPP, este acuerdo pretende reducir las barreras comerciales. Sus defensores consideran que con su puesta en marcha se simplificaría y facilitaría la vida de las empresas reduciendo las tarifas aduaneras y los trámites burocráticos. Los detractores, en cambio, recuerdan que el acuerdo también reduciría las barreras no arancelarias, la denominadas NTB, que permiten, por ejemplo, que los países de la UE sean más restrictivos con ciertos productos, sobre todo en cuanto a transgénicos o productos químicos peligrosos y también en sectores como el sanitario o el ganadero.
¿Por qué Donald Trump se opone a ambos acuerdos? La respuesta la encontramos en su política proteccionista y en su afán por proteger el país de la globalización. El nuevo presidente considera que estos pactos podrían afectar las condiciones laborales de los trabajadores y que, además, las empresas estadounidenses se verían debilitadas. Lo que ya es un hecho es que la postura del presidente está teniendo repercusión a nivel mundial, como bien reflejan los índices de mercado. La decisión de replantear ambos acuerdos se reflejó en el mercado de divisas, donde el dólar volvió a caer. Así que los inversores además de estar atentos a la bolsa ahora deben de fijarse, y mucho, en el efecto Trump.